domingo, 2 de diciembre de 2012

OCULTAR



11/03/2012
La consciencia parece ser mi peor enemiga, vista desde cualquier ángulo. Hay quienes definen a la consciencia como una especie de sentido de culpabilidad y eso es precisamente lo que más me aterra… suelo sentirme culpable hasta de lo que he pensado y no he hecho.
Muchos ven a la consciencia como la principal bienhechora y brazo derecho de la moral, es la que nos permite hacer lo “correcto” y no nos deja que se nos salga el “ello”. Por eso mismo la odio.
Ser consciente de algo implica responsabilidades y además es una carga muy pesada. La consciencia también es amiga de la razón, por lo tanto se opone a las pasiones, quiere destruirlas quitándoles el velo que las hace seductoras e irresistibles.
Quisiera liberarme de mi consciencia, pero ya soy consciente de muchas cosas y no puedo fingir que no sé lo que ya sé. En algún momento creí que la consciencia era liberadora y que el conocimiento era la clave para ser feliz, pero cada vez me acerco más a la idea de volver a la ignorancia, la indiferencia y el caos.
He estado muy reprimida durante mucho tiempo…
Y cada vez soporto menos.
Mi mente cada vez encuentra mecanismos más extraños para ocultar mis deseos de la luz de la consciencia y encontrar de nuevo un lugar oscuro y profundo para ellos… para “ello”.
Ser consciente de cómo funciona tu mente es como una maldición y lo peor es que ni siquiera sirve para mantener el control y no perderse ante los estímulos más insignificantes.
La otra vez me puse a llorar sin saber por qué, después supe por qué y lloré más, pero cuando desperté no recordé la razón por la que estaba triste a pesar de que me ardían los ojos por haber llorado. Cuando recordé por qué lloré la razón me pareció de lo más insignificante, al contrario, sentí que tenía que alegrarme por lo que antes me hizo llorar.
Sí, todo tuvo que ver con él.
A veces siento que intercambio horas de sufrimiento por instantes de placer… pero lo valen totalmente.
Creí que a través de la consciencia podía ser capaz de dominar mis emociones pero creo que no, y no es tanto por debilidad, sino porque mi voluntad más profunda es otra. ¿O será que ahora las emociones me dominan?
Quiero dejarme llevar por mis emociones por él, quiero sentirlo todo al máximo y no sentirme culpable y ser libre y lo suficientemente capaz de dejarlo ir cuando llegué el momento.
Esta parte de mí que aun sigue muy oculta es la que más atención necesita ahora y todo lo que necesito lo veo en él.

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