domingo, 2 de diciembre de 2012

La presencia ausente



26/02/2012
Sé bien lo que se siente esperar al tiempo minuto a minuto buscando el momento indicado para hablar, para callar, para escapar, para sentarse a esperar. Esperar para esperar.
Algunas veces da señales de vida, otras, parece nada. El jueves estaba pensando mucho en él, no podía esperar a que fuera viernes para hablarle y armar el plan de escape. Imposible creer que justo mientras mis recuerdos lo invocaban con más fuerza un mensaje llegó a mi celular. ¡Era él!
Primero quería asegurarse de que yo estaba despierta con un: “Holaaaaa, andas por ahí??” No pude contenerme y de inmediato le contesté y le hice la invitación para el día siguiente.
Después de eso su respuesta fue algo que no esperaba: “Extraño el calor de tu boca en mi pene. Y esos senos hermosos.” Me sentí tan excitada al leer eso que no podía esperar a que llegara el viernes para dárselo todo, pero el viernes resultó ser otro día de larga espera en el que mi deseo crecía a cada minuto y no fue satisfecho.
Yo también le contesté algo acorde a lo que me dijo, la primera vez me apenó que me mandara esos mensajes, pero creo que ya sé cómo responderlos. Recuerdo que se acordó de mí así en Navidad y también hace algunas semanas, explicándome exactamente lo que quería hacerme cuando me viera.
De pronto tiene esos chispazos, esas casualidades inexplicables que me  hacen insistir y le dan un poco de sentido a lo que parece una vil locura autodestructiva.
Hace algunas semanas fui a un casting para doblar al personaje principal de una serie de televisión mexiquense gracias a que un conocido me llamó para hacer la prueba. Mi sorpresa fue descubrir que tal invitación no fue tan casual.
“Alguien me dijo que te salía bien la voz de niña… ahhh, creo que fue A…”
¿Por qué lo hizo? En realidad no había necesidad, yo nunca le he pedido nada y salió de su voluntad… ¿será su forma de agradecimiento o en verdad creerá que tengo talento para otras cosas? Me extrañó eso, porque él no es el tipo de persona que hace favores a los demás o que ayuda a otros, al menos no que yo sepa.
Fingí que apenas recordaba a A…, no quiero que nadie cercano pueda percibir el más mínimo indicio de lo que sucede entre nosotros. Aunque sé que si lo viera no podría disimular ni un poco. Me enterneció mucho saber que él se había acordado de mí en algún momento y que quería algo bueno para mí, me hizo pensar que le importo un poco más, sentí como si me protegiera.
Tenía muchas ganas de verlo para agradecerle en persona jeje… pero no sucedió nada. Pasó otra semana e igual, no pasó nada, pero pasaron muchas cosas por mi mente y eso es en realidad lo que me molesta. Ya he dicho muchas veces que lo que me gusta de estar con él es que no pienso en nada, pero mientras lo espero pienso en todo.
Le reclamé inocentemente y él se disculpó, pero mi mente no se detiene. Ya varios me han dicho que esto es peligroso, que es muy probable que vaya a acabar muy mal, que esto no es lo que quiero en realidad, que esto me va a hacer daño y me va a destrozar poco a poco, pedazo a pedazo.
Apenas la vez pasada fui consciente de que no soy inocente y esa disonancia entre mi mente y mi cuerpo se hizo más notoria e insoportable. Tengo noción de lo que hago y sé que muchas veces me ha causado más frustración que placer, pero lo vale totalmente. No me importa el precio que tenga que pagar por tan solo un poco de él.
Esto tiene el potencial de convertirse en una adicción y como todo buen adicto me atrevo a decir que puedo dejarlo cuando quiera… pero ahorita no quiero. Me hace daño, lo sé, gradualmente me dejará vacía, pero por ahora es lo que menos me importa yo sólo quiero más de él.
Me basta con sentir que está ahí, con que conteste cuando le hablo, con que me mire. En otro sentido, esto también es como la publicidad, jajajaja. Tal vez todo sean mentiras, tal vez sean necesidades falsas, pero él siempre supo lo que su consumidora buscaba y tal vez él no tenga exactamente lo que yo quiero, pero me satisface y yo estoy dispuesta a pagar el precio.
Sin embargo, ya he pensado en lo triste que estaré cuando todo termine, así que tengo que preparar mi mente.

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