domingo, 2 de diciembre de 2012

La memoria persiste



14/11/2011
Te recuerdo… y cuando no lo hago, el recuerdo mismo se cuela entre mis pensamientos. En esos momentos en que estoy aburrida y mi mente se pierde en la inmensidad trato de recobrar y revivir lo que hemos hecho, no lo quiero perder, no te quiero perder.
A veces me pregunto qué habrá sido lo que cruzó nuestros caminos, en realidad no tenemos nada que ver y aun así hemos compartido algo nuestro. Me gusta pensar que el destino está de por medio y nos hemos conocido debido a algo que está más allá de nosotros.
Quiero creer que yo he entrado a tu vida para darte algo especial, así como tú me lo has dado a mí. Eres el espacio que necesitaba para vaciarme, a ti te dedico lo que haga en adelante, quiero dártelo todo, vaciarme por completo en ti porque tú eres el primero, tú me has liberado, me has sanado.
Eres el primero que me ha mirado y me ha tomado de la mano para arrastrarme al vacío y a la perdición de tus labios, los primeros que he probado.
Eres la aventura que buscaba, la chispa de una casualidad que me ilumina en mis momentos de desilusión y monotonía.  Eres la confusión misma, el puro instinto, la ausencia de toda razón y todo principio: el sinsentido. No tienes límites, simplemente eres la presencia ausente que mi memoria invoca cuando no puedo sentirte con mis manos.
Quisiera poder estar contigo siempre, pero la lógica del juego se impone, hay que resistirse para que el deseo crezca. Aunque mi cuerpo desee unirse al tuyo todo el tiempo, varias cosas se interponen.
Tengo miedo de lo que pueda sentir por ti, pero por algunos instantes lo pierdo porque sé que arriesgarme vale la pena porque tú eres real y tu recuerdo me lo prueba.

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