MARZO
4/03/2012
Ya siento algo que me acecha… de pronto tengo lapsus de
depresión. Lo extraño tanto, tanto, quisiera poder decirle lo que siento,
quisiera que él pudiera contestarme algo, quisiera que pudiera tranquilizarme,
pero sé que no lo hará. Seguramente en el momento en que yo cometa la estupidez
de hablar de sentimientos él querrá terminar con esto y tengo mucho miedo de
que eso pase… sin embargo, sé que tarde o temprano pasará y con eso la caída
terminará y ahora sí tocaré fondo. No quiero morir aun.
Creo que en realidad no tenía idea de en qué me estaba
metiendo porque cuando tengo esos instantes de depresión en verdad me siento
muy mal y no sé si vaya a poder con eso. No creí que mi vacío pudiera crecer,
pero ahora me temo que sí, siento que me parto en dos y tengo que pensar en
algo antes de que esto me destruya.
¿O será que siempre quise destruirme? A alguien escuché
decir: “Quiero tocar fondo para después salir y decir: viví.” Pero yo ni
siquiera he vivido, quise vivirlo todo de un momento a otro y ahora todas esas
vivencias que suelen repartirse en diferentes tiempos y diferentes personas
están depositadas en una sola persona que, tal como les sucede a todas, se
convertirá en mi sombra cuando todo esto acabe… porque él es el primero en
todo.
No importará si esto me ayuda a crecer y a buscar a otras
personas después, cada que bese a alguien, cada que toque a alguien me voy a
acordar de él… será mi sombra porque él marcó el inicio de este ciclo. Sí, esto
también es un ciclo enfermo por más que quiera huir, una vez que empiezas con
esto tienes que continuar, es como si algo dentro de ti se rompiera y quedara
un hueco que ha de llenarse con algo para que sigas funcionando.
Cuando eso pase nada bastará, será necesaria otra persona,
pero nadie será él. Ya empiezo a sentir que me hará falta cuando se vaya y
nadie podrá reemplazarlo. En realidad esto ya ha durado mucho, la aventura
comenzó a finales de agosto y ya estamos
a principios de marzo, casi 8 meses y tan solo 3 noches… bueno, 4
contando la del preámbulo.
¿Qué pensará él de mí? Por más que me mentalicé a
considerarlo un vil donjuán, no puedo concebir que él no tenga la más mínima
consideración por mí… no puede ser tan malo, simplemente no puede ser tan malo.
Por otro lado, yo siempre he sido muy fría con él, pero no
puedo ser de otra manera porque tengo miedo a su rechazo. El viernes pasado que
le hablé, sentí un hueco en mi estómago y mi corazón latiendo fuerte como si
fuera a salirse de mi pecho, pero aun así logré hablar. Cada que le hablo,
siento que él espera que le diga algo más, deja un espacio en blanco, un
silencio para que yo lo llene con algo de mí, pero yo siempre tengo tanto miedo
que ni siquiera disfruto el momento.
La otra vez me di cuenta de que olvidé decirle que lo
extrañaba y al pensar en eso me invadió una tristeza horrible. En esos momentos
pensé que necesitaba hacérselo saber para sentirme mejor, sin importar no ser
correspondida, sin importar escuchar un silencio por respuesta.
Se lo dije en un mensaje, pero no era suficiente, quería
verlo. Ni yo sé lo que siento, sólo recuerdo que antes de que todo esto pasara
pensé: “Me voy a lanzar… a ver si muero.” Pero no estoy lista para lo que viene
y necesito abrir mi mente para no morir porque ahora veo que no quiero morir,
aunque tal vez lo merezca porque de alguna manera le hice daño a alguien.
No puedo permitir que mi mente se cierre, es por esto que mi
nuevo mecanismo de defensa me indica lo siguiente: “Cálmate, tú siempre has
sido consciente de la finitud, de los límites, de lo efímero y de lo fugaz.
Debes tener en cuenta que llegará el momento de decir adiós y antes de
arrepentirte u odiar, debes agradecer. Lo que viviste fue un camino que
elegiste y que él también eligió, pero tú conocías los riesgos y aun así te
acercaste con el fin de aprender de él. Las enseñanzas físicas fueron
placenteras, pero las sentimentales serán dolorosas y tienes que
experimentarlas para aprender justo de quien más temías: “el seductor de tus
pesadillas”.”
Todo un discursito.
Hasta el hedonismo duele… sólo quisiera poder hablar directa
y sincera con él, quisiera que él supiera lo que siento y no tener más miedo.
Quiero decirle que es especial para mí porque gracias a él tomé riesgos que
jamás me imaginé tomar, por un momento bloquee mi racionalidad enferma y me
dejé llevar y me gustó. Quiero que sepa que disfruté estar con él aunque se
tratara de algo sólo físico, que esto me hizo feliz mientras duró, que él fue
una ilusión para mí… la única en mi vida que en algún momento se hizo realidad.
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