domingo, 2 de diciembre de 2012

La primera noche II



Cuando salimos del hotel, él insistió en seguir platicando de “cosas serias”. Me dijo que le dijera algo cuando pensara bien en lo que pasó. Yo le aclaré que soy la clase de persona que se tarda mucho tiempo en captar las cosas, él pareció alegrarse por eso.
“Si me quieres decir algo, mándame un mensaje. No me vayas a poner cosas en mi wall.”, me dijo. Las cosas empezaron a sonar sospechosas, más bien… tendenciosas, ¿por qué habría yo de querer exhibirlo?, ¿por qué habría yo de querer hacerle mal? Sé que la sombra de las palabras “venganza” y “despecho” se asomaron por la mente del “seductor de mis pesadillas”… creo que no tenía ni idea de con quien hablaba. Yo siempre supe en qué me estaba metiendo, incluso me atrevería a decir que yo misma lo planee. Con respecto a los comments en el wall, le dije algo así como:
“No, yo no haría eso, se me hace muy estúpido. Creo que en estas cosas, aunque no lo parezca y aunque no se crea hay cierto grado de reciprocidad y eso es inevitable. Insultarte a ti es insultarme a mí misma, si te exhibo en público también me quemo yo.”
Él pareció sorprenderse de lo que le dije, pero sé que se sintió aliviado, me dijo que una vez su prima le había hablado de algo parecido. Después saqué a relucir mis conocimientos del gran Baudrillard y empecé a hablarle de la fina diferencia entre las leyes y las reglas. Creo que también le gustó que hablara de eso, le gustó el concepto de la naturalidad y fortaleza de las reglas, aunque no sé si entendió bien lo que quise decirle. Más bien, no sé si en verdad yo quería que entendiera bien lo que quise decirle
Una vez dentro del taxi fue difícil continuar con la conversación, como que yo ya no quería hablar de nada y todo volvió a la normalidad-superficialidad. El taxista sacó a colación que ya conocía al “seductor de mis pesadillas” y que lo había llevado a su casa una vez que venía con tres mujeres más… “Naaaa, ¡hágame la buena señor!, seguro fue un día que vine con mi prima y sus amigas.”, dijo él.
Me dio risa que tratara de justificarse, no me extrañaría que cualquier cosa que pudiera pensar una mente desarrollada al respecto fuera real. Después me dio más risa que el taxista dijo que no hablaría más para no hacerlo quedar mal con “la señorita”, jajajaja ¿qué diablos es una señorita?   
Yo pagaría el taxi y mi inconsciente (más consciente que nunca) pensó que un inocente lapsus podría servir para darme la certeza de que él y yo nos volveríamos a ver pronto. Una vez más la lucha entre la bioquímica y la estructura social, el ello y el yo, la mente y el cuerpo.
Una parte de mí me decía que aceptara que esto había sido sólo “sexo ocasional” y que yo misma así lo había planeado y así tenía que ser. Era sólo una aventura de una noche que otra parte de mí quería convertir en una aventura permanente. Fue así como me pasé de dinero “accidentalmente”.
Llegué a mi casa, entré silenciosamente, saludé a mis padres y me metí de inmediato a mi habitación antes de que empezaran a hacer preguntas. Me acosté en mi cama, no podía creerlo, antes de estar entre mis sábanas, ya había estado en otra cama. Algo adentro me dolía, era señal de que todo había sido cierto, el sacrificio en verdad sucedió.
Pronto me llegó un mensaje en el que él se quejó de que se me pasara el dinero, ¡qué error tan conveniente! Creo que ahora sí estaba un poco molesto. Me alegré y cerré mis ojos, sé que esa noche mi sueño debió ser más tranquilo porque desquité la libido acumulada de años en una sola noche.
Al día siguiente todo mi cuerpo estaba adolorido, había marcas de él en mi pecho… sólo externas, ¡sólo externas! En mi boca estaba la mordida que intenté disimular y que guardé con tanto gusto. No sabía si lo que había hecho era bueno o malo, sólo sabía que nunca me había sentido tan bien por haber tomado una decisión tan extrema. No me arrepiento de nada y si pudiera regresar el tiempo volvería a hacerlo una y mil veces más… y hasta con más ganas.


Y


El problema surgió después… cuando empecé a pensar en ella. Por un momento sentí culpa, pero mi satisfacción es más grande, ahora soy muy egoísta. Todos sabemos en dónde y con quién nos hemos metido, yo estoy consciente de todo e irónicamente en lugar de sentirme más culpable, me siento más libre… ¿o será eso lo que quiero creer?
Muchos me juzgarán, pero no tienen idea de lo que es estar en mi lugar, no saben del gran vacío que siento, no saben lo que es ser invisible, no saben lo que es verse en la necesidad del autoengaño y la autodestrucción para sentirse un poco menos débiles, no saben lo que es quedarse sin corazón porque te lo han arrancado a pedazos sin piedad, ¡¡¡¡NO SABEN NADA!!!! Nadie tiene derecho a juzgarme.
Dirán que él ha jugado conmigo y que sólo tomó lo que quería para después desaparecer, pero en realidad todos estamos jugando, todos hemos tomado lo que queríamos y nos hemos largado de aquí. Él tendrá sus motivos, yo tuve los míos y creo que ambos quedamos satisfechos.
Tal vez no vuelva, es verdad, pero esa posibilidad siempre la tuve contemplada… no debería extrañarme ahora. Yo sólo quería que alguien me liberara y él estaba ahí. Nunca nadie ha estado ahí, por eso me entregué a él, por eso ahora es inmortal… todos tomamos lo que quisimos y él ha sido el primero… el primero en todo.

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