domingo, 2 de diciembre de 2012

COINCIDIR



26/12/2011
Él y yo no podemos ser tan diferentes, algo tuvo que habernos unido y creo que ese algo es nuestra soledad, nuestro vacío, nuestro deseo insaciable… algo me dice que buscamos lo mismo aunque no estoy muy segura de que lo encontremos el uno en el otro.
Este pensamiento me invadió
Tengo miedo de que lleguemos a nuestros límites, de que descubramos que ya no queda nada más por descubrir y entonces eso que parece llenarnos sólo provoque un nuevo vacío, aun más profundo y oscuro que el que teníamos antes de conocernos.
No tengo idea de qué es lo que él piense o sienta, pero sé que no soporta estar solo y que si es un ser humano entonces tiene que estar buscando eso que todos buscamos. No me refiero a sexo, sino a eso que me he resignado a encontrar, pero aunque lo niegue lo sigo buscando y me avergüenza y me frustra que así sea.
Ya lo he pensado en otras ocasiones, el tabú no es el sexo, sino el amor. Hasta la persona más insensible; es más, sobre todo la persona más insensible busca eso: amor. No es posible que haya alguien que no desee tener afecto, afectar y ser afectado, trascender, sentir que se es importante en la vida de alguien más.
Él es un parte aguas en mi vida, pero no sé si eso le sea suficiente, no sé si eso sea lo que busca, no sé si sea peligroso y contraproducente que lo sepa. Por eso me niego a mostrarle afecto, aunque creo que lo siento, ¿o quiero creer que lo siento?, ¿o quiero creer que me estoy haciendo creer que lo siento?
El sentido de esta estupidez es que no tiene sentido, él es la garantía de que tendré algunos breves momentos en los que no seré esclava de mi pensamiento. El sexo es instintivo, natural, normal, necesario, no tiene que pensarse sólo se hace. Cuando me acuesto con él no pienso en nada, o al menos intento no pensar en nada, cualquier distracción puede romper el encanto de sólo sentirlo a él.
¿No haría esto al sexo más legítimo que cualquier otra cosa? Lo que la gente suele llamar “amor” está cimentado en un contrato social, costumbres e hipocresías que sólo sirven para darle una especie de legalidad a un montón de cosas ficticias que sólo buscan un mismo fin: sexo. No hay ningún tipo de interés de por medio, no hay compromisos, es un juego con reglas que se siguen naturalmente. En esos momentos la entrega es mutua, dos cuerpos se han atrevido a mostrarse tal cual son y su placer también está en dar placer al otro.
¿Pero entonces qué diablos es el amor? A veces pienso que tan sólo se trata del deseo de abarcar algo más que nosotros mismos, no precisamente complementarnos sino crecer, ser más grandes cada vez, hacernos uno solo con alguien más por el simple deseo de ser más de lo que se es.
Eso suena a algo tan natural, pero a la vez tan horrible que apenas puedo soportarlo, porque esto muchas veces implica el conflicto de querer poseer y controlar a alguien más como si fuera uno mismo. De ahí que siempre haya una lucha de poder enferma que nunca hace feliz del todo a nadie, porque el amor nunca es equitativo y todo parece indicar que siempre hay alguien que se entrega más.
Yo quiero creer que el amor es algo distinto, porque para mí es un concepto utópico que como todo sólo sirve para dar sentido a esta vida que sin esas pequeñas cosas se volvería insignificante.
No lo sé… tal vez nunca lo sabré, pero de lo que puedo estar segura es de que todos lo buscamos y lo hacemos de diversas maneras. Sé que él también lo busca y yo se lo quiero dar, pero no sé si sea capaz. Existe la posibilidad de que me haya topado con alguien que tiene un vacío más grande que el mío… ¿será posible?
El punto es que la forma más tangible y por lo tanto la que se percibe como más “real” de sentir que se es uno solo con alguien más es el sexo y de eso no cabe duda, por eso a todos nos gusta. Muchos me han dicho que hay que saber diferenciar entre el sexo y el amor, pero para mí las cosas están así: se puede amar sin tener sexo, pero no creo que se pueda tener sexo sin sentir el más mínimo afecto.
Eso es lo que hasta ahora creo, pero si resulta que mi plan para destruir decepciones sólo consigue decepcionarme de una peor manera sé que seré realmente infeliz y esta vez no sabré qué hacer para recuperarme… será el fin de la caída y la llegada a la verdadera muerte.
Alguien ya me ha dicho que lo que hago es peligroso… no tanto por los riesgos superficiales que no pasan de ETS y “el milagro de la vida”, más bien porque “te vas a dar cuenta de que en realidad todo es eso.” Y si todo es eso y ya conociste eso, entonces ya conoces todo y no queda nada por conocer.
Varias de las mujeres con las que he platicado un poco de estas cosas no disfrutan tener sexo, muchas quedaron traumadas desde su primera vez y ahora sólo lo hacen por cumplir con una especie de “protocolo del noviazgo”. Yo no quiero que eso me pase a mí, pero ya presiento que si algo de esto sale mal, será muy difícil de superar.
Mi intención era matar la esperanza, yo planee lanzarme al vacío para realmente tocar fondo, pero me he topado con una nueva esperanza que no quiero dejar ir… ya ni sé que es lo que quiero.
Lo único que sé es que cuando él y yo tenemos sexo me siento libre, siento que mi cuerpo es más mío que nunca, siento que estoy haciendo lo que realmente deseo y que nadie puede evitarlo.
El problema es que tengo tanto miedo de que alguien nos descubra que siempre queda un rastro de nerviosismo en mí que no me deja disfrutar el momento totalmente… nunca me entrego totalmente y nunca siento que él se entrega totalmente. Los dos tenemos miedo de algo… creo.

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