domingo, 2 de diciembre de 2012

DÉBIL



SEPTIEMBRE
25/09/2012
Cada vez me siento más débil.
No sé cuanto más pueda aguantar. Cada vez es más difícil ignorar esa sensación de frialdad que me quiebra el esternón y me hace sentir que me parto en dos.
Ese hueco entre mis senos de pronto se hace inmenso, intento cubrirlo, llenarlo con mis manos, pero también están frías. 
Es muy cruel descubrir que ese hueco no es igual al que hay entre mis piernas.
¿Cómo masturbas al corazón?
Algunas veces, mientras camino hacia mi casa, siento que algo se me quiebra por dentro y una lágrima quiere asomarse. Respiro hondo, miro hacia el cielo e intento concentrarme en algo superficial… tal vez por eso tiendo a refugiarme en los centros comerciales.
Fijarse en el exterior hace que por un momento uno se olvide del interior, de sus males, de su estructura y de su propia existencia.
De pronto todo es insignificante y con eso se neutraliza la insignificancia con la que uno se percibe a sí mismo.
Después, cuando uno recuerda la existencia del otro, vuelve el impulso patético, pero a fin de cuentas inevitable, de buscar reconocerse en él. 
Quisiera poder ver mi rostro en tus pupilas.
Sentir que vivo en ti.
Quisiera poder cerrar mis ojos y verte.
Saber que estás ahí.
… pero estamos lejos de poder vernos.
Tú y yo siempre nos vemos de lejos.
Últimamente las lágrimas me nublan la vista… y los celos también. Tengo un mal presentimiento, algo me dice que esto ya dio de sí. Siento que ya llegó mi fecha de caducidad.
Me aterra pensar que busques placer en otra parte, ¿acaso no he hecho todo lo que me has pedido?, ¿por qué no habría de satisfacerte?, ¿por qué no puedo llenarte por completo?
Bueno… tú tampoco me complaces en todo.
A veces me siento ridícula enviándote esos mensajes. Creo que te digo lo que quieres escuchar, pero ya ni siquiera estoy segura de que mis palabras te provoquen. Mientras presiono cada tecla me domina la ansiedad y no la excitación.
Envío y espero… pero no contestas. Mis palabras ya no te hacen reaccionar.
Ayer esperé una señal tuya y lloré tu indiferencia.
¿De qué más seré capaz?, ¿Dónde estarán mis límites? Hoy podré decir que ya no aguanto más, pero sé muy bien que hasta el detalle más nimio será suficiente para seguir aferrándome a ti.
Soy capaz de destruirme antes de destruir la fuente de mis esperanzas. Después de todo, tal vez el corazón sí se pueda masturbar… pero cada vez es más difícil.
Cada vez me siento más débil.   

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