domingo, 2 de diciembre de 2012

N-A-K-E-D

“I´m taking these drastic steps in prudence of that terrible lingering force that they call love …”
Cardiac Thanatosis
ABRIL
12/04/2011
Para hablar de esto intentaré reconstruir las palabras que alguna vez él me dijo: “Es como con un perro, si lo encierras, lo amarras y lo maltratas, podrás mantenerlo así por un tiempo, pero después, en algún momento, sacará toda su furia guardada y se volverá violento.”
Sí, él me comparó con un perro, o al menos a una parte de mí.
La verdad no estaba tan equivocado, esa parte de mi se ha mantenido sumisa durante mucho tiempo, teme salir y aunque busca pretextos para hacerlo al final el único remedio pareciera ser el alcohol, el cual no libera a la bestia pero al menos la apacigua.
Siempre parece ser la opción más viable, pero la verdad siempre empeora las cosas. Juega con las apariencias, es como una puerta, parece una salida, pero en realidad es una entrada a algo peor.
Al final el malestar es físico y emocional y además aumenta de magnitud, ahhh claro y lo que es aun peor: involucra a otras personas.
No puede uno deprimirse y encerrarse, no importa si es nulo el contacto, siempre alguien más es afectado. Nunca he entendido bien por qué siempre cuando decido emborracharme es para sentirme “mejor”… en realidad nunca me ha hecho sentir mejor.
Estoy tan enojada, tan triste, tan desesperada, que ya sólo queda reírse como mecanismo de defensa. Últimamente me he acordado mucho de ese otro que alguna vez también me quitó el sueño, él era el nihilismo en su máxima expresión, el colmo del cinismo. Gracias a él comprendí que el siguiente paso de la depresión es la indiferencia, otro mecanismo de defensa que sirve como resistencia a la frustración.
La verdad no sé bien qué me hace sentir tan mal, estoy harta de todo y de todos. Siento que la convivencia con el prójimo no es lo mío, no soporto la compañía pero tampoco quiero estar sola… ya lo he estado durante mucho tiempo.
Creo que se trata de un “sentimiento vertiginoso”, alguna vez leí que quien teme a las alturas no teme tanto a caerse, sino a desear aventarse. Ese sentimiento ya es muy común en mí, tengo mucho miedo a querer aventarme, a veces parece que lo hago, pero nunca pasa algo en verdad.
Quisiera huir de todo, me siento tan desapegada a mi alrededor, no lo comprendo, me siento muy sola, creo que ya no hay nadie con quien pueda expresarme y mostrarme como soy en realidad, tal vez nunca lo ha habido ni lo habrá… aunque alguna vez creí que era él.
Él poco a poco fue convirtiéndose en una esperanza para mí, pero ya me abandonó la ilusión, he hecho que él se aleje de mí. Creo que por buscar algo más me deshice de un amigo porque ya no puedo hablar con él y él ya no quiere hablar conmigo. Lo he arruinado todo porque ahora tampoco puedo confiar en él y sé que él no confía en mí.
El alcohol también tuvo mucho que ver en esto…

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