Ahora ni siquiera el dolor que sentí en algunos momentos de
la noche era motivo para llorar, él en la cama era lo único que había. De
hecho, por ese instante nada más era necesario y ni siquiera temo recordar la
tristeza ahora porque ya no es una amenaza. En ese momento ni siquiera pasó por
mi mente que lloré tanto al despertar, sólo quería complacerlo, ver sus lindos
ojos cerrados, el sudor corriendo por su frente, escucharlo gemir de placer
hasta no poder más y quedarse quieto sobre la cama.
Me encanta abrazarlo y llenarlo de besos después de que ha
agotado sus fuerzas. Quisiera que esos momentos de calidez fueran eternos. Esta
vez al colocarme tan cerca de él y besar su pecho mientras acariciaba su
cabello, pensé en lo hermoso que sería quedarnos así hasta dormir
profundamente. Después besé su cuello y su mejilla y jugué con el lóbulo de su
oreja, tratando de aprovechar al máximo los últimos instantes de nuestro
encuentro. De repente me preguntó cómo me había ido y cruzamos algunas palabras
hasta que me preguntó qué hora era.
Ya era tarde para él, de hecho le estuvieron llegando
mensajes a cada rato y su celular vibraba todo el tiempo, así que en verdad
tenía que irse. Antes de entrar a la regadera me preguntó: “¿Cómo te sientes?”,
le dije que bien, que al principio me había dolido pero que estaba bien.
Yo sólo entré al baño con el pretexto de lavarme un poco la
cara y así verlo bañarse otra vez, fue hasta ese momento que él se dio cuenta
de que traía una trenza y me dijo que le gustaba. Son esas cosas simples y casi
insignificantes que a mí me alegran más el momento.
Una vez más le abrí la bolsa de shampoo y vi el jabón caer
desde su cabeza por todo su cuerpo, ojalá algún día pudiera meterme con él a la
regadera y sentir el agua y sus manos recorriéndome. Siempre he tenido la
fantasía de hacerlo así, aunque por un lado al no bañarme siento que conservo
algo de él conmigo… de pronto encuentro su aroma en mi piel y eso me prueba que
he sido suya otra vez.
El camino de regreso fue algo diferente, ahora hablé un poco
más con él, o al menos fui yo quien comenzó la “plática”. Lo importante es que
fue espontáneo y natural, tenía que ser algo de cine porque sé que a él le
gusta, pero ni siquiera lo pensé, sólo le pregunté si había visto una película
y de ahí todo fluyó un poco mejor que otras veces… aunque ya faltaba muy poco
para llegar a mi casa.
Cuando llegamos me dijo que pronto cambiaría de plan para su
iphone así que era muy probable que también le cambiaran el número, así que si
eso pasaba me avisaría. No sé si soy yo la que cae en la sobre-interpretación,
pero el hecho de que me dijera eso me hizo pensar que esta aventura podrá
superar al menos un poco (y con un poco me basta) el ciclo del verano.
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