domingo, 23 de diciembre de 2012

Not all knights in shining armor can make your dreams come true

Desde hace un buen rato, antes de que mi pequeño secreto se descubriera, ya estaba pensando seriamente en la manera de darle fin a todo esto.
Su naturaleza autodestructiva no tardó en revelarse...
Cada vez hay más razones para acabar con esto, pero las razones se quedan atrás cuando el único motivo para seguir reaparece: Él es lo mejor que me ha pasado.
¡No quiero dejarlo!
Cuando pienso que lo que me detiene a seguir con esto tiene que ver con lo que piensen otras personas, me aferro todavía más a seguir. Después recuerdo que esa no es la única razón, que esto está haciéndome daño.
El problema es que de pronto no me importa ni eso.
No creo que exista algo mejor que él en ninguna parte.
Voy a extrañar todo de él: su cabello castaño, tan liso y fino, que tantas veces acaricié y jalé tan impulsivamente... y esas veces que vi el shampoo resbalar de su cabeza bajo el chorro de agua de la regadera. Sus ojos negros y brillantes, mirándome con deseo, manteniéndose abiertos para no perder ningún detalle, pero después cerrándose de placer dejando ver sus largas pestañas... aun recuerdo cuando apenas descubrí que usa lentes de contacto. Sus manos tan hábiles que han recorrido cada rincón de mi cuerpo y me han hecho estremecer tantas veces... ¡voy a extrañar tanto sentir la punta de sus dedos en mis labios y chupar cada uno! Sus labios, mi perdición, tan cálidos, tan ágiles, esos besos que me dominan y me hicieron caer desde la primera vez que los probé... de verdad no creo que alguien pueda besar mejor que él. Su voz, su talento, su tesoro, cada palabra vibrando en mis oídos y haciéndome sentir hermosa... nunca olvidaré aquella vez que me monté sobre él y me dijo: "Quédate ahí, te ves hermosa, te ves deliciosa." Su pene, ¡maldita sea! ¡cómo lo voy a extrañar!, ni en mis mejores fantasías imaginé alguna vez sentir tanto placer, cada embestida es una delicia que he disfrutado de casi todas las formas posibles, cuando entra en mi cuerpo siento que me deshago, me escurro, me evaporo, me hago aire, me hago nada y floto sobre la cama. Él y yo nos hacemos uno y por un instante somos uno con el todo, es como morir con vida... cómo voy a extrañar esas veces que he tenido su pene dentro de mi boca recorriéndolo con mi lengua hasta beberme todo su placer: el sabor de su éxtasis.
Siento que por mucho tiempo no podría abrir mis piernas para nadie más.
Volveré a estar tan sola como... siempre, pero ahora sin una luz hacia donde mirar, sin una ilusión, sin una válvula de escape.
No más aventuras, tendré que conformarme con revivir los recuerdos.
Pero mi cuerpo desea seguir con tantas fuerzas, ¿cuándo volveré a sentir todo esto? Yo soy suya, no quiero a nadie más, dudo que ahora alguien más pueda satisfacerme.
No soporto la idea de no volver a verlo nunca, creo que incluso yo misma he intentado posponer el momento de la despedida porque no me siento lista aun. Creo que jamás estaré lista.
En enero él volverá de viaje y ya no habrá pretextos para seguir alargando esto, tengo que hablar con él y desaparecer.
Yo sé muy dentro de mí que no tiene caso seguir con esto y que no me llevará a ningún lado, nunca ha tenido sentido y ese ha sido su encanto, pero ya no puedo seguir arriesgándome.
Tengo que recordar que a cambio de tanto placer también he llorado mucho por él.
¿Ha valido la pena?
Sin dudarlo, ahora mismo respondería que sí, que ha valido cada lágrima, pero la verdad es que para seguir jugando este juego yo he perdido mucho más que él.
Además, aunque él conociera lo que hay dentro de mí no creo que le importaría. Pensé que podía jugar igual que él pero la verdad es que nunca podré hacerlo, por más que me esfuerce en abrir mi mente, yo no soy rival.
Él me ha mentido y mucho... podría echárselo en cara pero no lo haré.
De pronto me parece ver en él a otro hipócrita doble moral, pero no quiero destrozar a mi ideal, a mi cínico seductor que busca la inmortalidad y está tan decepcionado como yo de las convenciones aunque a su manera.
Tengo que dejar de pensar en nuestros momentos de placer y recordar que no me quiere y nunca lo hará... y que la verdad es que yo siempre estaré esperando que algún día pase lo que no va a pasar.
Él no es lo que yo busco en realidad, digamos que ha sido una especie de placebo al cual ahora me siento adicta... pero tal vez después del síndrome de abstinencia todo vuelva a la horrible normalidad.



   

   

The Hatecrew

No entiendo de dónde proviene mi odio, simplemente no soporto estar ahí. No es una simple incomodidad, es algo que no puedo permitir que vuelva a suceder, me enferma, ni siquiera por quedar bien y reparar un poco la relación con mis padres. En realidad ir por "quedar bien" implicaría volver a caer en ese juego del que huyo con tanta insistencia.
¿Por qué nunca podemos alejarnos de ese lugar?
Es una especie de sombra en mi vida.. siempre estará detrás de mi, en mi pasado, pero siempre siguiéndome.
Es tan contradictorio que lo que a mi papá le parece un lugar de "paz", a mí me parezca tan tormentoso. No lo entiendo, ellos también le han hecho daño, lo han traicionado (y no creo que tarden en volverlo a hacer). ¿Por qué siempre regresa?
A mí aún me cuesta trabajo explicar lo que ese lugar significa para mí, en realidad no me costaría mucho ir con él ahí y fingir que estoy a gusto, aunque al escuchar cada palabra no exista algo a lo que con tanta fuerza pueda decir NO en mi interior. De hecho ir me convendría para que él dejara de verme como una perdida y mi mamá dejara de preguntarme si estoy embarazada, pero ir, el simple hecho de ir sería como traicionarme a mí misma... tal vez podría ir, pero como los tres monos: boca, ojos y oídos cerrados.
El único sentido de ir sería fingir arrepentimiento para obtener perdón... y yo no me arrepiento de nada.
Sólo quisiera que me entendieran, que no me juzgaran, que todo volviera a ser como antes...
Ahora se sorprenden de que haya hecho lo que hice (y varias cosas más), pero es mi forma de protestar, es mi forma de decir que ya no pueden controlarme, que simplemente ya no puedo seguir complaciendo a otros haciendo cosas que no quiero, que estoy harta de este disfraz.
Cuando era pequeña y mi mente era tan nueva y vulnerable ellos simplemente me llevaron ahí a que me enseñaran cosas, a que aprendiera a ser una "buena niña", a que aprendiera a obedecer porque ese es el meollo de todo.
Ahi me enseñaron a ser todo lo que desprecio de mí misma y ya no quiero ser.
Aprendí a sentirme culpable por ser libre, a callar mis pensamientos, a fingir, fingir todo el tiempo que estoy bien, en fin, tal vez me contagiaron un poco de su hipocresía. También aprendí a obsesionarme por el futuro y no disfrutar nada, a someterme, a reprimirme, a vivir en un mundo ideal e inexistente muy lejano a donde vivo en realidad, a poner siempre la otra mejilla y a estar en una búsqueda continua de la aprobación de otros, a complacerlos para que me quieran.
En ese entonces no importaba si me daba cuenta de que tan sólo estaba disfrazada y todo era una farsa porque no podía quitarme el disfraz, a todos les gustaba y yo tenía que gustarles. Además, si me lo quitaba ¿quién sería ahora?
Nada, me hubiera quedado en la nada, pero eso es justo lo que ahora busco, quiero deshacerme de todas esas cosas que metieron a la fuerza en mi cabeza. No me importa quedarme en blanco, lo que quiero es volver a empezar con la única voluntad que considero pura en mí: la voluntad de cuestionar.

 


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Afuera

Sólo falta un año, sólo eso necesito para salir de aquí y aventurarme a la incertidumbre de la vida... o algo así.
A veces me pregunto si de verdad quiero salir, pero sé que tendré que hacerlo. Tengo que irme yo misma porque nadie vendrá por mí.
Sé que no será fácil, ni siquiera me lo imagino... todo este tiempo he sido tan dependiente.
De pronto vuelvo a sentirme como cuando era niña, sola y con ese deseo de agradar, de ser amada. No lo he superado.
Sin embargo, ya no me siento tan débil, sé que no estoy tan sola y que aunque una parte de mí se esfuerza por hacer que todo vuelva a ser como antes, hay otra parte cada vez más fuerte a la que ya no le importa tanto eso.
Por un lado, sólo pienso en ese momento de emancipación y por otro la culpa me invade. Sé que ellos sí han hecho mucho por mí y no podré irme sólo así, él ha intentado entenderme, ella no, pero al menos se ha esforzado por soportarme.
Muchas veces me he sentido culpable por ser siempre yo la de los problemas, pero creo que simplemente así soy yo. Ojalá pudiera evitarlo, ojalá pudiera reconstruirme y hacer de mí una nueva persona que me gustara más.
Tampoco puedo culparlos a ellos porque sólo han tratado de enseñarme la mejor manera que han hallado para enfrentar este tipo de problemas: fingiendo que no están.
En verdad traté de ser como ellos y por un momento lo logré, mi doppelganger, la versión perfeccionada de mí siempre salió al mundo en mi lugar.
Me esforcé por hacer de mí lo que otros esperaban, pero ya es hora de ser yo... aunque por el momento no tenga la menor idea de lo que es ser yo.
Hay momentos en los que tengo tantas ganas de gritarles tantas cosas, pero no puedo, todavía me contengo, todavía los respeto. Sé que se han esforzado mucho por hacer de mí algo que yo no quiero ser, pero que ellos están seguros de que es lo mejor.
Podría asegurar que lo que más les frustra de todo esto es que no se lo esperaban de mí, me creen una mustia hipócrita ahora, pero no se dan cuenta de que las circunstancias me han obligado a ser así.
Se necesita mucho valor para ser uno mismo y demostrarlo con desenfado frente a todos, ese valor que sólo tiene mi hermano. Envidio su cinismo.
Sólo él puede decir y hacer lo que se le dé la gana sin recibir ningún tipo de regaño, sin decepcionar a nadie... ¿y qué más da? si de cualquier manera a él no le importa hacerlo.
Me gustaría ser como él pero no puedo, algo en mí me dice que respete, que agache la cabeza, que me trague mis palabras y sólo espere a que llegue el momento preciso en el cual pueda salir corriendo y nadie lo pueda evitar: la huida legítima.
Pero a pesar de todo me agobia pensar que hay quienes salen corriendo y en verdad se alejan, pero sus mentes nunca dejan de estar encadenadas, pues la prisión es un poco más soportable que la culpa que los invade al pensar en un "afuera". Esa no quiero ser yo.         

lunes, 3 de diciembre de 2012

Como Kafka, pero al destinatario opuesto

Llegas y te sientas junto a mí, parece que preguntas por mí, parece que te importo, pero sólo vienes a despejar tus dudas y a hacerme saber que ya sabes lo que no deberías saber.
No estoy embarazada, no estoy enferma, no estoy loca, simplemente hice lo que tú jamás hubieras hecho.
Sólo sabes lo que crees que sabes, pero lo que conoces es la paráfrasis de una mala interpretación de un documento que no fue escrito para ser comprendido (especialmente por ti).
Simplemente es mío... como mi vida, como mi mente, como mi cuerpo.
Y ahí estás, recordándome lo que jamás seré, hablándome como a una extraña. Ya nada será igual.
Tu confrontación es directa y sin sentimentalismos (muy diferente a lo que escuché hace unos días de alguien más), tú eres muy fuerte, nunca te tocas el corazón, tú si aprendiste a ocultarlo bien.
Estos momentos son en los que tu pose de dama luce más, de cualquier manera "LA dama" eres tú, el significado y significante, el referente directo, el génesis del concepto. No hay nadie más "dama" que tú.
Vienes a recordarme que las damas como tú reciben el mundo a cambio de lo que yo di tan a la ligera y que por eso no valgo. Debí aplicar la táctica del precio que nunca deja de elevarse.
Las damas como tú saben cómo jugar con el deseo de ellos, lo manipulan a su antojo, se convierten en su obsesión, saben que en la carencia está el deseo y por eso nunca los dejan llegar demasiado lejos. Con ellas siempre hay un "más allá".
Son las mujeres que saben cómo controlar los límites de la imaginación masculina y se adueñan de su cordura, nunca nadie les llega al precio, ningún hombre puede poseerlas.
Si por algún momento ellos tienen la sospecha de que por fin las han hecho "suyas", significa que ha llegado el día de su muerte. La seducción terminó.
A eso me refería con "querer morir", era una metáfora. Lo explico por si alguna vez alguien vuelve a entrometerse en esto y además de invadir mi privacidad todavía se atreve a no comprenderme.
Las damas son el mundo de los sueños, qué va de eso a una "cualquiera" como yo. Una "tonta" que se dejó morir, se dejó matar, tal vez así nada más, por pinche suicida, o tal vez en la búsqueda de algo más.
Pero "LA dama" se ha plantado frente a mí y sigue haciéndome sentir como una estúpida por no haber cobrado por lo menos, por irme por ahí a un hotel barato, por no haber "formalizado" nada.
Te esfuerzas por crear un ambiente de suciedad en torno a lo que he hecho, a ti no te cuesta trabajo porque de por sí te da asco, te la pasas pensando en todo lo que menos se piensa cuando se está cogiendo.
Es hasta entonces que comprendo por qué tú y yo jamás nos entenderemos. Controlar el deseo de otros no es fácil, primero debe controlarse el deseo propio, ese es el precio que hay que pagar para ser una "dama" y eso es justo lo que no puedo ni quiero hacer.
¡¡¡¡POR ESO NO ENTIENDES NADA!!!! 
Has reprimido tanto tu deseo que ya no recuerdas cómo se sentía, ya ni siquiera recuerdas que existía. Por eso aquellos que se dejan llevar y se pierden por su deseo te parecen tan débiles, por eso te causan repulsión. Te da asco esa debilidad tan carnal que los simples mortales tenemos a comparación tuya.
Ahora me desprecias... y de pronto me pregunto si realmente eso es algo nuevo.
Te averguenzas de mí, creíste que yo era como tú aunque nunca hiciste nada para que yo llegara a ser como tú. No es mi idea culparte de lo que soy porque gran parte de mí todavía está construyéndose y reconstruyéndose porque sigo destruyendo eso que me enseñaron a ser y que ya no quiero ser.
El punto es que no te has puesto a pensar qué ha sido lo que me trajo hasta aquí, crees que simplemente estoy loca, que soy la oveja negra que nunca falta en la familia, que tal vez heredé algo malo de alguno de mis tíos/tías (locos también).
Nada podría tener que ver contigo porque a ti nada te sale mal.
Y con todo y que yo he sido producto de ti, en los momentos en que mi mente estaba en blanco y podía llenarse de esa idea de superioridad que emanas, nunca me has hecho sentir como una obra tuya.
Recuerdo que una vez te escuché platicando con alguien, haciendo una especie de "reflexión cristiana" o algo así, dijiste que antes tú creías que no te podías equivocar, creías que todo siempre te salía bien y que en verdad así era, hasta que nací yo y entonces cambió tu forma de pensar.
Yo: tu primer error.

   
        




domingo, 2 de diciembre de 2012

Escóndete donde todos te puedan ver

Qué ironia el tener que hacer público lo privado para ocultarlo de unos cuantos ojos. Hoy es demasiado tarde, pero al menos aprendí una lección... una dura lección.
Pareciera que la privacidad no existe y ahora que justo de quien me oculto ha visto el otro lado de mi, tengo miedo.
No se supone que se enterara de nada jamás, lo escrito sólo fue plasmado con el fin de escribirse, no de ser leído. Nadie tenía por qué haberse enterado de nada.
La gente siempre se sorprende al conocer el lado oscuro de alguien, de pronto olvidan que también tienen uno pero lo ocultan en otra parte y han olvidado la contraseña para abrir la caja negra. (Tampoco recuerdan que la olvidaron a propósito.)
Son las generaciones del superyó superdesarrollado, todo lo reprimen, así aprendieron a superar sus problemas y sus miedos. Es por eso que con la práctica, lo que ahora nos quema la garganta intentando salir, para ellos ni siquiera existe.
Debe haber una buena razón por la cual las generaciones más recientes no podemos permanecer calladas tanto tiempo. Cualquier cosa es digna de ser publicada, tal vez no con el fin último de ser difundida, leída y comentada; sino por la simple necesidad de sacarla.
Es como la gramática generativo- transformacional (o algo así, parecido), el pensamiento una vez generado requiere transformarse en signos para existir afuera y salir de nuestras mentes.
Las personas ahora solemos sacar todo lo que nos taladra el cerebro lo antes posible, ya no aguantamos tantas cosas dentro. En cambio ellos, se han acostumbrado a ocultar todo dentro de sí mismos, en el fondo más profundo, donde ni siquiera ellos lo encuentren.
Se mentalizan para que el día en que inevitablemente vuelvan a toparse con aquello que ocultaron, no lo reconozcan. Creen que sólo por haberse negado a ver el taladro en sus cerebros, no tienen los sesos perforados. 
Así aprendieron a ocultarse de ellos mismos, por eso cualquier autocrítica, retrospeccción o cuestionamiento les parece "pensar demasiado" o "complicarse la vida".
Por eso, la solución a todo está en "creer en dios", eso es libertad, eso es felicidad, eso es la verdad y no hay otro camino, nada más existe.

Las personas nunca nos mostramos totalmente como somos, todos tenemos sorpresas y secretos... y hay cosas que es mejor no saber.
La palabra persona viene del latín y significa "máscara".

Me siento encerrada.
Todo estaba bajo control, ya estaba logrando sentirme libre en algunos momentos y otra vez siento que sus ojos se posan sobre mi, me vigilan, esperan orillarme a que haga lo que quieren.
No sé cómo resolveré esto, ahora cada palabra mía genera desconfianza y la culpa está empezando a aumentar su carga.
Sigo sin entender por qué habría de sentirse traicionado, ¿porque no le dije lo que hacía? ¡¿Acaso tenía que decírselo?! Claro, es de lo más casual confesarle a tu padre cristiano que tienes sexo premarital con alguien que ni siquiera es tu novio.
Dice que no está juzgándome, dice que sólo quiere saber cómo ayudarme, que no entiende por qué soy así después de todo lo que ha hecho por mí.
Cree que todo es su culpa y me hace sentir culpable echándose la culpa.
Sólo pude contestarle que fue una decisión personal, que no tenía nada que ver con él, pero no puede concebir eso. No puede salir del discurso de: "Después de todo lo que he hecho por ti...". ¡Yo lo sé! y no quiero ser una malagradecida, ¡NO LO SOY! Simplemente tomé una decisión en algo que a nadie más le incumbe, sólo a mí. ¡ES MI VIDA! ¡ES MI CUERPO!
No porque tenga parte de sus genes significa que yo sea una extensión de sí mismo.

Alguna vez, en una clase, una de mis maestras habló sobre los 60's y sobre cómo en esa época "los hijos se alejaron de sus padres, no porque ya no los amaran, sino porque dejaron de creer en ellos." Es inceríble que esa señora que es tan extraña pueda comprender eso mejor que mi propia familia.

Always knew...



28/10/2012
Creo que estoy regresando a mi triste normalidad, tal vez basten unas semanas para que todo sea tragado por el olvido y luego pueda ir a vomitarlo a alguna parte o simplemente tragarlo y dejarlo hasta el fondo… hasta que desaparezca.
Olvidar es una opción, sería como matarlo sin derramar sangre. Es más, tal vez el asesinato sea una palabra demasiado fuerte o incluso se quede corta, esto es como si él nunca hubiera existido.

Uno aprende... o no.



21/10/2012
“Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende que el amor no significa acostarse, y que la compañía no significa seguridad… y uno empieza a aprender.”
¿Acaso no lo sabía? “Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas…”   
Uno lo observa a diario, pero si no se vive no se aprende. Sólo en esos momentos en los que nuestra cabeza guarda el antecedente es que puede decirse que algo realmente se aprehende. Ahí se quedará ese recuerdo que se esforzará por no ser olvidado.
Ahora los recuerdos de él, “el seductor de mis pesadillas”, ese personaje que creé, luchan por sobreponerse a los de ese extraño que tiene una historia que jamás imaginé. El guión se me salió de las manos.   
 ¿Quería tocar fondo, no? Pues aquí estoy. ¿No se suponía que no tenía nada que esperar, ni nada que perder? Hoy no tendría por qué estar decepcionada.
Absolutamente todo ha sido mentira y ahora es más notorio mi deseo de ser algo más. Durante estos días mi percepción de él cambió y todo él me parecía patético y horrible, lo vi como un hombre fracasado, abusivo, mentiroso, irresponsable…
Pensé en su hija y en la vida que tendrá, ella lo necesita y no sabe nada. Ella no tiene la culpa de nada, pero él quiere seguir su vida de “gran soltero”. ¿Será justo?
Después vuelvo a ver al hombre que me enloquece, al que estoy dispuesta a esperar por meses sólo por una noche, el primero y el único, el sueño vivo, el seductor de mis pesadillas. 
No quiero dejar de verlo, no quiero alejarme de él, no quiero que esto termine, tiene que haber alguna manera de hacer que esto siga porque no sé cómo soportaré eso.
Soy una egoísta, pero tal vez mi imprudente descubrimiento no sea del todo una barrera, no es mi culpa lo que él ya decidió, de todas maneras ni siquiera tenemos algo formal. Él no tiene nada formal con nadie.
Estoy tentada a fingir demencia por siempre, a eliminar un poco de información de mi cabeza y hacer como que no pasa nada, no sé nada, y seguir, pero… ¿para qué?
Sería una estúpida si lo hiciera, pero yo quiero verlo, quiero sentirlo, quiero estar con él al menos un momento más, quiero que me hable, que me toque, que se acuerde de mí.
Me resisto a que esto termine, pero creo que así tendrá que ser y ya no lo puedo evitar.
Trato de invocar mis recuerdos, pero cada vez se parecen más a una historia de ficción. No sé si mi percepción deformada los haya transformado, quisiera regresar el tiempo y volverlos a vivir, quisiera regresar a cuando no sabía nada, al momento del impulso.
No sé qué le voy a decir, ni siquiera tengo derecho a reclamarle algo porque yo no debería saber lo que sé. 
No quiero hablarle, pero tendré que hacerlo al menos para darle un fin digno a esto… por más indigno que sea en realidad.

Los secretos



15/10/2012
El viernes lo planee todo muy bien y no salió, cada vez responde mis mensajes más tarde si es que los responde. Lo nuevo fue que esta vez no me contuve tanto y le eché en cara su indiferencia… no me contestó.
Al momento no me arrepentí de haberlo dicho (aunque no me contestara), me bastaba con saber que esas palabras habían llegado a él y ya. Después llegó la tormenta, ¿qué tal que ya no vuelve a hablarme?
“A veces pienso que lo mejor que podría pasarme es que él no volviera a hablarme nunca.”
… pero a veces no.
Desde ahora sé que tendré que enfrentarme a ese deseo impasible de buscarlo otra vez.
Esta vez necesito verlo más que nunca porque tengo algo que decirle, algo con lo que no me puedo quedar, algo que despejará esta fantasía de su falso encanto de una vez por todas.
Cuando pienso en eso suelo mentalizarme para lo peor: una despedida; sin embargo, eso no es lo peor que podría pasar. Lo que es realmente peor es que no haya tal despedida. Esto es a lo que más le temo ahora. Sin despedida, esta historia no hallará su fin, en todos los sentidos.
Hoy me enteré que él tiene una hija.
No lo creo, me niego a creerlo, repito la secuencia de video una y otra vez donde él mismo lo dice y una parte de mí lo evade aunque las lágrimas salen y salen. ¿Cuántas cosas más me negaré a mí misma con tal de mantener este sueño vivo en mi cruda realidad?
Me negué a ver a su novia, con quien estaba (¿o está?) al mismo tiempo que todo esto comenzó, y ahora me niego a ver a su hija… debí sospecharlo desde que vi una foto, creí que era una broma, creí que tal vez era el hijo de ella.  Recordé que una vez, mientras se estaba vistiendo, me dijo: “No puedo decirles donde estuve y si les dijera tendría que matarlos.”, refiriéndose a sus primos que estaban en la cena de su papá.
Ahora entiendo… la explicación más lógica y conveniente es que él ya no está con la madre de su hija y vive en casa de su mamá, pero sí se responsabiliza de su hija y por eso trabaja tanto.
Pero ¿qué tanto puedo creer esto?, tal vez él viva con ella o incluso tal vez siga andando con T..., después de todo ella también tiene un hijo, lo lógico sería que se entendieran ellos dos.  Aunque si así fuera ¿en qué momento aparecí yo?... sexo.
Sé que no me queda hacerme la inocente, pero como sea me siento estúpida. Estoy ciega, no estoy molesta, se cayó la venda pero me esfuerzo por cerrar los ojos y no dejar que se escape mi ilusión. ¿Hasta dónde soy capaz de llegar por esto?
Si él siguiera con la mamá de su hija, T... no hubiera andado con él, ¿o sí?
“A veces pienso que lo mejor que podría pasarme sería que él no volviera a hablarme nunca.”
Porque sé que nada me importará con tal de volver a sentirlo, sé que si vuelve a hablarme le contestaré inmediatamente y haré lo que él me pida, sé que podré fingir que no pasa nada con tal de tener un instante más con él.
¿Quién soy?, ¿En qué me he convertido?, ¿Acaso siempre he sido así?
 Me veo a mí misma como un ser patético y débil, egoísta y cruel.
Trato de pensar que él es otra persona diferente, me esfuerzo por atesorar mis recuerdos, no quiero tergiversarlos, no quiero olvidarlo, no quiero perderlo, pero no es nada, nunca ha sido nada. Y yo siempre he estado sola… y él siempre lo supo.

DESAPARECER



OCTUBRE
7/10/2012
Que tal que dejara de buscarte, que dejara de pensar todos los días en ti, que borrara tus mensajes y hasta el más mínimo recuerdo tuyo… que borrara incluso estas páginas que relatan nuestra historia, que llorara hasta que mis ojos se secaran y que repitiera tu nombre mil veces hasta que me sonara desconocido, ¿qué pasaría?
¿Desaparecerías?  
Ya son muchas veces las que me he escuchado a mí misma decir: “a veces siento que lo mejor que podría pasarme es que no volvieras a hablarme nunca.”, pero obviamente eso sería lo peor.
No hay algo más tormentoso que observar como la huella de una pasión tormentosa (la primera y la única en mi vida) se va desgastando hasta convertirse en una marca casi invisible.  
Nos amenaza el olvido.
Sin embargo, parece que la única manera de salvarme del dolor es despojar de su valor a esos recuerdos tuyos… aunque eso también implique desvalorizarme a mí misma.
He logrado llegar hasta aquí porque todo este tiempo me he escapado de mi mente, pero cuando recobro la conciencia no puedo soportar mis pensamientos.
Desde el principio me he desvalorizado… alguna vez pensé que esperaría lo que fuera necesario hasta encontrar a alguien especial, “el indicado”, esa persona con quien me sintiera segura, que me respetara y admirara, que le importara, que me quisiera mucho y que pensara en mí. A él y sólo a él le entregaría todo lo que soy.
Esperé con ansias, estaba segura de que existía, trataba de imaginarlo y adivinar cómo podría ser esa persona única y especial destinada a estar conmigo. Pensaba en todas las cosas que haríamos juntos y todo lo que compartiríamos. Seríamos tan felices que un siglo de espera valdría la pena.
Pero algo extraño pasó mientras lo esperaba, me confundí algunas veces, quise encontrarlo donde no estaba, a veces justo en los lugares más recónditos y más oscuros, donde el afecto siempre me era negado desde el principio.
A mi alrededor, la gente también se confundía y creía encontrar a “el indicado” una o más veces. Después de un tiempo se daban cuenta de que se habían confundido y no eran el uno para el otro así que se separaban y seguían buscando.
Yo me confundí algunas veces, pero a mí nadie nunca me confundió con “la indicada”.
Fue entonces cuando pensé que tal vez yo no era tan única y especial como quería creer… y que tal vez “el indicado” no existía, al menos no para mí.
Me cansé de esperar, dejé de creer, murió mi esperanza… y llegaste tú: “el seductor de mis pesadillas”.
Aun recuerdo que desde la primera vez que te vi supe lo que eras y lo que buscabas. Nunca confié en ti, pero no me parecías peligroso porque jamás creí que fueras a ver en mí a una presa fácil.
¿En qué momento me dejé caer?, ¿En qué momento me rendí?
Cuando la conciencia regresa me atormenta pensar que lo que ha sucedido en la realidad no tiene nada que ver con mis ideales. Ver cómo los he destrozado me da mucha tristeza.
Pero ¿qué se supone que hiciera si ya no podía soportar más? Yo solo quería sentir algo aunque fuera por un momento, aunque no fuera cierto, aunque estuviera condenado a volverse insignificante con el tiempo, aunque supiera de antemano que tú no sentirías lo mismo que yo, aunque me hiciera daño a mí misma yo sólo quería sentir algo.
Me siento estúpida, decepcionada de ti y de mí, siento que he dejado escapar algo que jamás recuperaré, siento que he destruido algo que estaba destinado a ser hermoso.
Es por esto que ahora veo que la forma más sencilla de escapar de esos pensamientos es restarle valor a las cosas, tener otra visión. Lo que vivimos es una aventura, una historia realista y de libertad que nada tiene que ver con idealismos cursis e hipócritas.
“El indicado” no es ese estereotipo inexistente que la sociedad y la cultura se han empeñado en imponer, “el indicado” es aquel con quien por primera vez te dan ganas de perderte sin importar si regresas o no.
Esas ideas que me abruman no son más que consecuencia de la maldita doble moral constituida por el conservadurismo religioso y la falocracia, de las cuales es casi imposible escapar si se vive en este mundo.
Lo nuestro es un mar inmenso e incontenible de incertidumbre, pues no hay verdad, no hay razón, no hay nada. Nosotros nos ahogamos de vez en cuando para redescubrir una y otra vez que morir no es lo peor que puede pasar.