domingo, 13 de enero de 2013

¿¿La última noche?? II

Estaba un poco aturdida y necesitaba más tiempo, siempre nos falta tiempo. Así que empecé por lo más fácil aunque no menos incómodo: "¿Crees que debería tomar pastillas anticonceptivas?"
Me dijo que no es que "debería", pero es mejor "no jugarle al vivo", que me lo preguntaba por si quería que fuéramos a la farmacia a comprar "Postday", conocida en el bajo mundo como la pastilla del día siguiente.
Me puse muy nerviosa, nunca había tomado nada de esas cosas, todo había sido demasiado fácil y felíz hasta este momento, ahora estaba segura de que algo había salido mal y era mejor hacerlo antes de que algo pudiera empeorar.
Le dije que fuéramos a la farmacia y me compró las pastillas y una botellita de agua, me leyó las instrucciones y todo, yo me quedé con la cajita y el instructivo por si las dudas.
"Ahorita no tienes mucho alcohol en la sangre, no te afecta que te tomes esto.", me dijo muy seguro.
"Luego me llamas para decirme cómo te sentiste después, por cierto ¿cuándo te baja?"
No sé... se suponía que me tenía que haber bajado justo un día antes de ese, ¿o no?, soy tan irregular que nunca sé, cuento los días, pero nada es como parece al final. Ahora mismo sigo esperando a que me baje y no sé cuándo sucederá, a veces puedo predecir cuando, a veces no.
En esos momentos capté que todo esto es más complicado de lo que pensé, hay que cuidarse mucho, recordé que hubo un tiempo en que le agarré la onda a mi ciclo, pero ahorita no sé absolutamente nada y con todo y la pastilla tengo miedo ahora.
Cuando ya íbamos camino a mi casa exploté y le dije: "Siento que tengo algo que decirte, creo que tú y yo no hacemos esto por los mismos motivos. Sé que se suponía que esto fuera algo casual, pero la verdad es que desde hace tiempo que esto ya no es casual para mí."
"Te entiendo, te entiendo, sé de lo que hablas.", me dijo. Al principio eso fue reconfortante, pero a veces decía eso mucho antes de que yo terminara una frase. Parecía ser que sabía que mis palabras saldrían tarde o temprano y tenía su respuesta preparada.
No recuerdo con claridad nada de lo que me dijo.
Me llegan frases a ratos, pero son tantas y están tan inconexas que de repente siento que algunas son producto de mi imaginación y las que son reales están tan fuera de contexto que no sé qué tan relevantes son realmente.
Algo de lo que entendí es que él está seguro de que los sentimientos no pueden nacer si no hay un espacio y un tiempo donde puedan establecerse. Si no nos vemos tan seguido no hay razón para sentir algo, no se imagina que la necesidad de una ilusión a veces es tan fuerte que hace lo posible por crecer hasta en el medio más hostil y que matar la esperanza es más difícil que matar a una hidra.
"Yo no quiero que esto me haga daño.", le dije.
Parecía entender, volvió a explicarme que él no tiene tiempo para nada, que sus proyectos son su prioridad y eso lo decidió desde hace mucho tiempo, dijo que lo menos que quería era dañarme y que si era necesario que se haría a un lado... y eso lo dijo en un tono que me pareció que indicaba que no quería alejarse de mí por ahora.
La verdad es que al final ya no entendí si nos estábamos despidiéndo o no, sólo sentí algo que me crujía adentro y me reclamaba, algo que se retractaba un poco de haber hablado. Muy dentro de mí sabía que no podía dejar de verlo, que esa no podía ser la última vez, que hablé no sé qué cosas y tampoco sé qué escuché.
Sólo sé que quiero estar con él, de todas formas siempre estoy sola, ¿qué más da si él no tiene tanto tiempo para mí?, yo sólo quiero estar con él, aunque sea un rato cada 2, 3 o 4 meses. Más valen unos instantes de placer que ninguno.
Hasta ahora me doy cuenta de que ya no puedo concebir la idea de no verlo nunca más, ahora siento que cuando nos separemos no quiero que pase de una forma tajante y radical, no quiero un "para siempre". Ahora quiero que suceda progresivamente, quiero que poco a poco dejemos de vernos, de hablarnos, de pensarnos, hasta llegar al grado en que mis recuerdos de él estén tan borrosos y revueltos que los confunda con mis fantasías. Después de todo, podría ser ese el verdadero destino del "seductor de mis pesadillas", regresar al mundo de los sueños.  
Sin embargo, la esperanza aún me atormenta, me reconforta de una forma cruel, seca mis lágrimas con posibles imposibles. Tal vez, con el tiempo, él y yo podamos conocernos,compartir más cosas y sentirnos de otra manera, tal vez con el tiempo él pueda verme diferente y confiar en mí. Tal vez tengo una oportunidad.
Cuando nos despedimos sentí que nos abrazamos por un momento relativamente largo. Abrí la puerta, salí y me di cuenta de que no volvió a decirme que me llamaría el martes... la idea de que no lo haría nunca me dejó llorando toda la noche. ¿En verdad podré seguir soportando esto?

Llegó el martes, llegó la menstruación y le mandé un mensaje para decirle que todo había salido bien y que no me había sentido mal ni nada... tal vez eso a él realmente no le importaba, pero recordé que me había dicho que le avisara cómo me había sentido y a mí me sonó sincero.
"Justo eso te iba a preguntar", me contestó. Dudé que fuera verdad, pero me tranquilizó que contestara rápido, el simple hecho de que contestara era buena señal.
El reto ahora es comportarme como si nos hubiéramos despedido, sin pensar que fue un adiós (porque esa idea me destroza). Ya no hablarle, ese es el reto, el tiempo dirá si estoy lista o no para el verdadero adiós.
  
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario