sábado, 17 de agosto de 2013

Your sex is on fire

Me pregunto si la próxima vez que encuentre el olor de tu perfume en alguien más me dará asco.
Apenas he podido olvidar otros perfumes que al principio me extasiaban y después su encanto se transformó exactamente en lo contrario. Esto ya ha pasado antes, con otros, pero nadie era como tú. Por eso sé que esta vez las nauseas me atacarán con más fuerza y por cada respiro que inhale tu aroma, se formarán un nudo en mi estómago y un hueco en mi pecho.

Ahora sentiré en cada suspiro cómo me arrebatas el aire.

La lluvia no cesará porque aquí no ha dejado de ser verano. Sigo estacionada en aquel día lluvioso en que me propusiste escaparme contigo... desde entonces sólo anhelo esos momentos en que puedo salir corriendo afuera, lejos, mientras tú entras en mí.

Me pregunto si la próxima vez que vea un condón me acordaré de ti. Ese inconfundible olor a látex que no creo poder dejar de asociar contigo y con tu siempre protagónico pene. Eres el primero, por eso me pesas tanto.

Lo que me preocupa es que ya hasta mi propio olor te evoca a tí. 

Creo que ya tampoco podré ver pornografía, bueno, en realidad nunca acabó de gustarme, pero ahora habrá algo que la hará insoportable. La gente común suele ver esas cosas para satisfacer su deseo y más o menos llenar una ausencia. En cambio yo, las veo sólo cuando estoy contigo, cuando sé que lo que estoy viendo es lo que estoy a punto de hacer.

A veces siento que "lo nuestro" ha sido tan sólo una película porno muy larga, una que consta de varios capítulos en los que siempre pasa lo mismo, pero diferente.

Tampoco puedo masturbarme sin pensar en ti. Casi puedo ver tu rostro, tus manos, sentir tu calor, oír tu voz, siempre eres tú. Es como si vinieras a visitarme cada noche y mis dedos trazaran tu camino, llevándome al éxtasis contigo. Te extraño tanto que me llena de impotencia no poder arañar tu espalda y abrazarte antes de que te vayas, pero ya te fuiste...

No importa lo fuerte que pueda ser mi deseo, ni la potencia de mi imaginación. Al final, justo cuando debería llegar a la cumbre de mi exitación y un fuerte gemido quiere escaparse, me doy cuenta de tu ausencia y mis lágrimas se escurren.  

No hay placer sin ti.



     

No hay comentarios:

Publicar un comentario