sábado, 30 de marzo de 2013

The end is here, there´s no more pills to swallow.

Sé que estoy a punto de hacer lo mismo, pero quiero especificar algunas cosas antes de empezar a empeorarlo. Odié leer mi publicación anterior, es injusto hablar de R... y A... en un mismo texto, tal vez incluso en un mismo reglón. Así que aunque muchas cosas han sucedido con R..., quiero escribir su historia aparte, porque él merece muchas páginas dedicadas sólo a él. De igual manera A... es A..., Él es Él y seguramente seguirá colándose en mis pensamientos por un buen rato. Todo lo que hay aquí es por Él, siempre será el inicio, "el seductor de mis pesadillas", el primero y el único (hasta ahora). Antes de Él no hay nada, ha sido mi todo, mi sueño hecho realidad. Gracias a Él he aprendido tanto, he gozado tanto, he gemido tanto, he gritado tanto, he llorado tanto, me he estresado tanto: he vivido. Sin Él yo no sabría lo que es el placer.
En algún momento pensé que tal vez, a partir de lo que ahora es "ahora", sólo debería de continuar escribiendo hasta concluir su historia y dejar que todo esto se pierda en el ciberespacio. Pero ahora pienso que antes de ser SU historia, es la mía.
Por eso continuaré escribiendo otras cosas, aunque no tengan que ver con Él, porque seguramente, muy pronto, lo que escriba ya no lo incluirá a Él... intento que eso no me duela, pero la única manera de lograrlo es restándole valor a lo que ha sido A... para mí, pensando en el último mal recuerdo que tengo de Él. Es como un círculo vicioso porque al mismo tiempo, pensar en Él de esa manera me entristece porque no quiero que lo último que quede de Él sea incómodo de recordar. Quiero mirar atrás y estar segura de que esta historia tiene significación y sentido. Ese siempre ha sido el propósito de escribirla, ser leída tal y como fue en el momento. Ahora, sólo me aferro a que continúe y sea como antes fue, o como antes soñé que fuera, o como antes soñé que sería... pero ya es hora de darle fin.

"Ya no lo quiero, es cierto, pero tal vez lo quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido."

Me disculpo una vez más (no sé con quien) porque volveré a mencionar a R... en este texto que tiene como propósito concluir la historia de A... Lo que sucede es que él estuvo presente de alguna manera cuando entendí que esto ya está acabando (por no decir que ya acabó). Mi corazón parece haber encontrado un consuelo en R..., no lo sé, tal vez lo estoy utilizando, tal vez eso esté mal, pero su presencia ha cambiado un poco las cosas, no me siento tan sola, tengo una esperanza.
R... me da fuerza. Es por eso que ayer le mandé un mensaje para verlo y en menos de dos minutos obtuve una respuesta, pero no era él, era Él.
Pero Él no era Él.
Al principio parecía Él, no sólo porque era su número. El mensaje había sonado a Él, su escritura, la forma de expresarse, su estructura, todo se parecía a Él. Fue un: "Hola!! Dónde estás?!" Así, con signos de interrogación y admiración juntos, esos que empecé a usar desde que empecé a mensajear con Él. Antes, yo no solía expresar la emoción en mis cuestionamientos ni la duda en mis exclamaciones.
Sin embargo, esta vez no sentí lo mismo que siempre sentía al recibir sus mensajes. Antes, cierta excitación recorría mi cuerpo porque con un "hola" bastaba para hacerme sentir deseada y buscar la manera de escapar con Él en el menor tiempo posible.
Esta vez me invadió el miedo. Sentí que ya no quería verlo y tuve miedo de volver a caer a pesar de eso. Le contesté: "Hola!! Estoy en mi casa, pero no creo poder salir ahorita :(" Era la forma más fácil de deshacerme de la incómoda tarea de buscar un nuevo pretexto para escapar, verlo directamente y decirle en su cara que ya no lo quiero ver. A pesar de mi miedo, hay muchas cosas que me gustaría decirle, quisiera que supiera lo mucho que lo quise (¿o lo quiero?), lo mucho que todavía me importa, lo que él ha significado y significa en mi vida y que en verdad deseo que le vaya bien y siga siendo exitoso, que lo admiro, que lo respeto y que también quiero que sea feliz... pero no sé si pudiera hacerlo teniéndolo en frente. No sé si me saldría la voz, no sé si lloraría, o si simplemente me resignaría a volver a acostarme con Él aunque sólo le importe su propio placer.
Quisiera no sentirme estúpida, pero es como me siento ahora.
Veo su cara, en fotos, en videos y sé que en verdad jamás podría decirle nada si lo tuviera en frente.
Cuando pienso que sólo podré volver a ver su cara así, en fotos y videos, en segunda dimensión, se me llenan los ojos de lágrimas.
¿Por qué lo quiero? ¿Por qué me aferro tanto a Él?
Son esas preguntas complejas que no he querido responderme aunque siempre me las haga.
En fin, la respuesta a ese mensaje sobre mi paradero fue la que acalaró todo, pues la siguiente vibración reveló un nuevo mensaje que decía: "Yo pensé que estabas en casa de Franco." Fue entonces que mi cerebro conectó todo.
Él ya me había dicho que vendería su celular con todo y chip y que cambiaría de número, me lo dijo dos veces: una en vivo, otra por mensaje (cuando su celular todavía era suyo). Me dijo que luego me pasaría su nuevo número, pero es un hecho que su celular ya le pertenece a otra persona y no me ha pasado nada... tal vez al final Él se me adelantó y decidió desde antes que ya no quiere volver a saber nada de mí.
Eso es algo tan triste que creo que mi cerebro lo evade para evitar que caiga en depresión, simplemente no lo capto.
No entiendo nada.
Pero ese es el punto, he perdido la única forma de contacto que tenía con Él y sólo de Él depende que alguna vez podamos volvernos a ver. Él sabe dónde encontrarme, yo no a Él.
Después de intentar concebir que Él ha terminado con esto, pensé en lo raro que es que alguien más (que además ni conozco) tenga mi número entre sus contactos. ¿Acaso A... no los borró y vendió su celular con todo y contactos? Me apenó mucho la idea de que alguien más pudiera saber qué tipo de cosas nos mandábamos Él y yo. De cualquier manera es un poco estúpido que alguien te mande un mensaje pensando que eres otra persona, especialmente cuando tu número está guardado con un nombre que evidentemente le será desconocido al nuevo dueño del súper iphone de A... ¿o no?
Mi mood paranóico me hace pensar que A... siempre guardó mi número con otro nombre para no despertar sospechas o que el nuevo dueño del celular es un poco pervertido y sabe lo que yo le escribia a A... así que tal vez le pareció interesante tener algún tipo de contacto conmigo, pero al final le dio pena y por eso fingió otras cosas. La última opción, la más paranóica, es que A... no ha cambiado su número, pero quiere que yo piense eso porque ya no me quiere ver.
Tal vez ninguna opción es verdad, pero todas llevan a lo mismo: hemos perdido nuestra única forma de contacto= esto se acabó.
A ratos pienso que fue mejor que terminara así, porque sería muy difícil tener que enfrentarlo. Él es irresistible para mí, el simple hecho de verlo me haría retractarme inmediatamente de todo.
Otras veces pienso que esta ha sido la peor manera en la que podía terminar nuestra historia. Esta jugada tan simple, tan cobarde, hace ver todo insignificante, como cualquier trivialidad, como si nunca hubiera existido.
Pero nunca ha sido eso para mí (aunque creo que sí lo fue para Él y una parte de mí siempre lo supo), por eso siento que estoy buscando la manera de hacerlo especial para mí.
No lo sé, necesito un periodo de luto, un moño negro, cortarme el cabello, ayunar, volar globos, quemar papeles, sumergirme en el agua, de verdad no lo sé, algo más simbólico que marque que esto se acabó.
Me hubiera gustado verlo y decirle mi verdad, me hubiera gustado que Él también me hubiera dicho su verdad... aunque ambas cosas me hubieran destrozado.
No sé qué hacer ahora, he guardado tanto de Él en todas partes. Aquí, en mi celular, el folleto de postday (pienso que algún día podría serme útil a mí o a alguien), el desodorante que usé durante ese verano en que empezó todo. Cada que lo huelo es como si me transportara a ese entonces, siento las mismas ansias, el mismo deseo. Me acuerdo mucho de las calles de La Roma, pienso en la primera vez que salimos, ese bar, ese hotel. Me veo a mí misma combinando mi ropa interior, saliendo de casa desde temprano sin soltar el celular, arreglándome en el baño de algún restaurante en la noche, brillo labial sabor arándano.
Arreglándome para Él.
Me acuerdo de la primera vez que me depilé el área de bikini... cosas que no hubiera hecho nunca hasta que lo conocí.
Esa sensación genial de que nadie sepa donde estás en realidad, estar en su auto, en la noche, embriagándome con su olor... quisiera poder recordarlo mejor, pero se pierde. Sólo puedo volver a oler mi desodorante y recordar que en esos días empecé a sentir que realmente era hermosa, y si no lo era, me bastaba serlo para Él.
Tengo poco más de 700 mensajes en mi celular, de los cuales probablemente poco más de 600 son de Él. No los he borrado y no quiero hacerlo, ni siquiera porque me conflictúa un poco el hecho de que esos mensajes que alguna vez fueron suyos, ya no lo son. Ahora proceden de alguien extraño, si los abriera podría ver el nombre de A..., pero aunque diga A..., ya no es A... No podría contestárselos ahora, aunque ya lo hice antes, porque ahora ya no es Él.
No sé qué hacer con esos mensajes porque no los pienso borrar nunca. No sé cómo ni dónde los guardaría, pero los quiero conmigo, cerca, son mi única prueba de que Él alguna vez me correspondió... aunque Él ya no sea el remitente y ahora lo sea un extraño que seguro no se imagina que en sus manos tiene el instrumento que por casi dos años conectó a dos amantes.
 Y en verdad nos conectó, no es un decir, ¿cuántas veces pensé en Él y en seguida recibí un mensaje suyo?, ¿cuántas veces me pidió que adivinara lo que estaba pensando y lo hice? Recuerdo lo especial que fue esa vez en que me dijo que estaba masturbándose y yo también estaba haciéndolo. Algún día en algún momento nos deseamos con tal fuerza que nos invocamos el uno al otro. Me llena de nostalgia pensar que alguna vez fue así y eso es lo mejor que pasará entre nosotros, pues no sucederá de nuevo.
Me reconforta pensar que en algún sentido fui especial para Él y que tal vez piense en mi algún día... y me extrañe.
Me gustaría que pensara en mí la próxima vez que tenga sexo con alguien, porque creo que yo me tardaré un rato hasta poder dejar de recordarlo y comparar a otros con "El seductor de mis pesadillas". 



      
    
  


    

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