sábado, 23 de noviembre de 2013

Dime que no es así, seguro yo te buscaré a ti amor, lo sé...

Casi tres años con esto, ya perdí la cuenta de nuestras noches, pero aún espero las siguientes con ansías porque siguen sabiéndome igual... tal vez mejor.

Y hoy tenía que acordarme de ti, tal vez por eso fue que tenía tantas ganas de quedarme afuera perdiéndome en la obscuridad, como si te esperara igual que otras tantas veces. Extraño esos tiempos de ilusiones, aunque recuerdo lo tortuoso que era esperarte. Pero nunca importó cuánto te tardaras en llegar, yo vivía cada minuto con las mismas ansias. Con sólo ver las luces de tu auto sentía que se me salía el corazón y que podía cruzar la calle aunque los coches pasaran.

Hoy, hace tres años, te esperé hasta las 11 de la noche en un Sanborns. Cómo extraño tu perfume y esa emoción que sentía al verte!! Mi impulso por correr hacia ti, mis ganas contenidas de abrazarte. Me sentía como una niña en navidad  

Pero ya todo eso se acabó, tu ya no me quieres ver, lo sé.
Me sentiría más tranquila si pudiéramos hablar, pero ya no creo que eso pase.
Creo que la última vez que te veré será ese velorio, ese día en que tú no me viste (o me ignoraste) mientras a mi se me revolvió todo cuando te vi... Ojalá me hubiera atrevido a hablarte entonces, pero no era el lugar ni el momento adecuado.

Te escondes de mi, no puedo creer que no puedas decirme en mi cara nada.

Y ahora, como siempre, estoy sola. No es como que tu estuvieras conmigo antes, pero al menos yo podía creerlo así y ahora eso ya no se sostiene de nada.

Está él... creo, aunque no lo se, ya no puedo estar segura de nada. Parece que le importo, pero no lo sé, no quiero que me haga la mismo.

Aunque, de cualquier manera, con él no siento lo mismo que contigo.... Para nada.
La magia sólo la tienes tú, y ahora ya no puedo estar feliz con nadie y no quiero estar sola.

Primero sentía que me habías liberado de alguna especie de maldición, nadie me deseaba hasta que llegaste. Tú me hiciste sentir mujer, desear y sentirme deseada y a partir de entonces otras personas también empezaron a desearme, pero el precio es que yo ya no puedo desear a nadie más que a ti.

No sabes lo jodida que estoy, de verdad creo que ya no puedo sentir nada por nadie.

Pero poco a poco empiezo a digerir tu traición.

Intento soportarla... aunque más bien ya la soporté demasiado. A veces no me explico cómo pasó esto.
Extraño esos días en que sentía que estabas conmigo y no me importaba tener que esperarte. Esa alegría que sentía al verte, algo que sé que no volveré a sentir si nos volvemos a encontrar.  


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