sábado, 20 de febrero de 2016

reenfocar

Si todo es mental, debería poder controlarlo más. Me gustaría liberarme de cargas, pero al mismo tiempo siento que me queda algo que pagar.
Mucho tiempo he pensado en el daño que me he hecho a mí misma, pero no en lo que hice a otras personas.
Y aunque siento que de cualquier forma me falta mucho por sanar, no sé, siento que no podré estar bien hasta que "pague" eso.
Esa es la forma de pensar que quiero eliminar, porque me preocupa no poder estar bien. Ha pasado mucho tiempo y aunque la tristeza es menos, no he recuperado todas mis fuerzas y no he dejado de tener miedo.

Hoy estamos lejos todos los participantes de este triángulo, o cuadrado o polígono irregular que haya sido.
Parece (y quiero pensar) que todos están felices en donde están, ¿entonces por qué yo no?
¿Será que fui yo quien causó más daño? No lo creo. ¿Seré yo la más dañada? Tampoco lo creo.
Resulta que quien yo pensaría que salió perdiendo más, es quien parece más en paz y más feliz. Tal vez lo merece porque desde donde yo lo veo, fue ella la más inocente.

De pronto me cuesta trabajo pensar en que no me importó que existiera, que me fue muy fácil hacer como que no estaba. Él ni siquiera tuvo que esforzarse tanto en ocultarla. Es un pequeño detalle que me ha gustado eliminar de esta historia, porque es el que me delata. Al final me he visto a mi misma como una víctima todo este tiempo, ocultando ese detallito insignificante que hace ver lo peor de mí.

Tanto tiempo y hasta ahora puedo aceptar que yo también le hice daño a alguien, que estaba consciente de ello y ni siquiera por eso dejé de hacerlo.

A veces me pregunto qué pasó cuando ella se enteró de todo, si ella sabe quién soy, si pensó algo sobre mí, si en algún momento llegó a odiarme. Nunca pensé convertirme en ese tipo de persona, alguien que pudiera ser odiada, alguien a quien se le pudiera reprochar que destruyó algo.

Mi justificación siempre fue que yo sólo aparecí en el momento "adecuado", como una bacteria que crece donde algo se está pudriendo. Yo no sabía si ellos estaban bien o no, simplemente nunca creí que realmente hubiera un "ellos", "juntos", "oficialmente". Y aquí es donde viene una fuerte verdad.

Yo siempre lo he culpado a Él, nunca creí que él pudiera tener realmente algo con alguien, siempre supe lo que era. Por eso tal vez al final terminé culpándola a ella por exceso de ingenuidad, ¿o es que acaso no lo conocía? Él se la pasaba buscando presas en donde fuera, ¿en serio nunca vio eso?

Todos están locos, yo sólo crecí en ese habitat que tenía las condiciones para que yo viviera, ese ha sido mi argumento. Pero ahora veo que mi flexibilidad moral provino de una desesperanza tal que me hizo pensar que cualquier mujer que tuviera un poco de esperanza (sobre todo en un hombre y sobre todo en un hombre como él) era demasiado estúpida.

¿Cómo podía confiar en alguien como él y esperar algo? Alguien que nunca tiene un historial de nada, que se la pasa intentando borrar su pasado, que todo el tiempo huye de algo, que puede desaparecer de un momento a otro.

Llené mi mente de pesimismo, de coraje, de una especie de deseo de venganza contra "el noviazgo", contra "las damas", contra "el amor". Era muy claro que no existía para mí y entonces no existía para nadie.

Parecía tenerlo muy claro, pero ni siquiera con toda esa amargura pude evitar que el parásito de la ilusión se alimentara con cada gesto sin importancia. Ahí está el problema, yo me convertí en esa estúpida de la que yo misma me quería vengar.

Aquí empezó la historia de mi autodestrucción.

De nuevo se trata de mí, pero hoy acepto que afecté a alguien más. Aunque hoy ella sea la más estable y plena estoy consciente de que yo hice algo para que no lo fuera. 

   

domingo, 25 de octubre de 2015

Hay temores que matan si dejas ganar a tu soledad

No puedo estar tranquila. Hay un miedo perpetuo dentro de mí, el del mal augurio, el que anuncia que ya se termina lo que aún no comienza.

Todas las historias son diferentes, pero son lo mismo. Sólo cambian elementos superficiales, en su esencia conservan un patrón autodestructivo y condenado al fracaso.

Me siento en una profecía autocumplida, donde sé perfectamente que soy yo quien se tropieza consigo misma, pero no sé cómo cambiar.

Dicen que todo es miedo al cambio, que aunque las cosas estén de la chingada las personas no las cambiamos porque por lo menos sabemos cómo es la chingada y ya nos acostumbramos a sus chingaderas.

Decidí apostarle a otra oportunidad, a algo que realmente pudiera ser diferente. Cambios superficiales, pero en esencia cada vez huele más a lo mismo.

El problema es que ni siquiera entiendo qué hago mal.

Sólo tengo un deseo, uno sólo, ese que guardaría para pedirle al siguiente cometa que pase, o a la próxima lluvia de estrellas o a la luna nueva. Tal vez incluso ayunaría con tal de que algo o alguien me lo concediera.

Desde que era una niña pequeña recuerdo que me entusiasmaba mucho la idea de "encontrar a alguien". En ese entonces lo veía más como alguien que me proporcionara protección, que me cuidara y me defendiera con todas sus fuerzas de lo que fuera que pudiera ocurrirme.

Con el tiempo, esa idea de protección se sumó con la idea de comprensión. En la pubertad lo que más me importaba era "encontrar a alguien" que me escuchara y me entendiera, que pudiera ponerse en mi lugar y supiera leerme como un libro abierto.

Hasta la universidad, creo que se sumó la idea de reconocimiento. Ahora quería "encontrar a alguien" que me admirara, que identificara un potencial en mí, que creyera que soy la mejor persona que puedo ser y que no hay nadie como yo.

Supongo que es por eso que A... entró justo en esa etapa de mi vida, para cumplir una parte de mi mayor deseo.

En serio odio tener que aceptarlo, pero si hoy pudiera "encontrar a alguien" que me diera protección, comprensión y reconocimiento, habría cumplido mi mayor deseo.

Sé que suena egoísta, pero yo creo que todos estamos buscando algo así. El fin de semana pasado un tipo me dijo que tenía todavía las fantasías de una quinceañera y que estaba buscando a un príncipe azul. Me echó el choro de siempre, sobre "amarse uno mismo primero"... nunca he entendido eso.

Sí de por sí siempre ha sido difícil, este es el peor momento para amarme. Estoy tan enojada conmigo que sé que sigo castigándome y a veces me da miedo que nunca vaya a poder salir de aquí.

Siento que les he hecho daño a otros, pero mucho más a mí. ¿Cómo quererme así?

No acepto lo que soy, no acepto lo que he hecho. No sé cómo empezar a perdonarme y darme otra oportunidad. No confío en mí, sé que otra vez la voy a cagar y tal vez ahora mismo ya estoy cagándola, si no es que ya la cagué.

Si tan solo se cumpliera ese deseo, ese único deseo.

Siempre soñé con un "compañero de aventuras", alguien con quien no me daría miedo arriesgarme y me acompañara en lo simple y en lo complejo.

Me da mucha envidia pensar que hay gente que lo ha encontrado, no sólo una sino muchas veces, en muchas personas. Yo nunca he encontrado a nadie.

Eso me da mucha tristeza, pero también coraje y vergüenza. No sé por qué soy incapaz de conseguirlo.

Mi experiencia con A... es lo más cerca que he estado de conseguirlo. Lo más cerca y lo más lejos al mismo tiempo.

En estos momentos en que la nueva esperanza vuelve a luchar por mantenerse, me viene a la mente el A-Bueno, ese que me decía que no aguantaba más, que su pene se salía del pantalón, que quería escuchar mis gemidos y extrañaba mis senos hermosos.

El A-Bueno es el que me hizo sentir deseada por primera vez. El que me buscaba insistente para acordar el próximo encuentro. El que se fundía conmigo y gritaba dentro de mí.

A veces me acuerdo de él y lo extraño. Pienso que las cosas no estaban tan mal con él y al menos recibía algo de su parte.

Cada que siento que las "nuevas oportunidades" están a la orilla del fracaso, me acuerdo del A-Bueno y pienso en él como si todavía estuviera cerca de mí, como si puediera llamarlo una vez que todo se hunda para que venga por mí y sigamos cogiendo como sólo nosotros sabemos.

La idea de ese A-Bueno es la que permitió que esa tontería durara casi 4 años. Es por eso que ahora la imagen que predomina es la del A-Malo, ese de trato tan impersonal, el que se levantaba de la cama para irse a bañar dejándome sola en la cama, el de los abrazos fríos y vacíos.

El A-Malo es el maestro de la paranoia, el que juega con tu mente y te miente deliberadamente. Fue el quien agarró tu celular y decidió desaparecerse a sí mismo, el que intentó grabarte con la webcam de su laptop, el que a veces era dueño de su celular y a veces no.

Esa imagen es la que me rectifica que está bien estar lejos y que lo único que me provocaría su presencia serían nauseas.

El problema es que lo polarizo, me es imposible empatar esas dos imágenes del A-Bueno y el A-Malo. Sólo puedo visualizarlo en uno de sus roles.

      



  

What is love? ... Baby, don't hurt me.

En un debate de dos personas, llegamos a la conclusión de que el concepto de "amor" está reestructurándose, así como casi todo en nuestra época... aunque muchos me dirán que no se trata del tiempo, se trata de "qué le acomode a la gente".

Sé que no soy una persona experta en relaciones, de hecho tal vez soy la peor en ese campo, pero puedo asegurar que no es sólo percepción mía que hoy se escuchen más canciones de despecho que de enamoramiento por el mundo.

Y es que todo es una decepción, porque todo se acaba "te quiero hasta el fin del mundo, pero hasta llegar allá que cada quien siga su rumbo".

Tal vez la razón sí tenga que ver con el egoísmo o el reducido umbral de resistencia a la frustración que nos caracteriza a los millennials. Sí, "los X" siempre nos juzgan, pero no ven las cosas desde nuestra perspectiva. Creen que no los hemos visto divorciarse y volverse a casar para volverse a divorciar.

Hoy nadie está dispuesto a aguantar suficiente.

En este juego del gato y el ratón, nadie aguanta ser el gato durante mucho tiempo.
Yo soy un gato, siempre lo he sabido. Me gustaría algún día ser un ratón, pero dudo que suceda alguna vez.
Desde mi posición no puedo hacer otra cosa más que seguir tratando de atrapar al ratón, sacando fuerzas de donde pueda, aunque me esté matando el hambre.
Y pensar que desde alguna parte del mundo, a alguien le parece divertida mi situación.

Hay dos elementos del amor que la sociedad se ha encargado de construir y destruir al mismo tiempo. Son esos mitos con los que nos ilusionaron en la infancia innecesariamente.
El primero es la "eternidad" la promesa de un amor perenne. Nos dijeron que si no es para siempre, entonces no es amor. Tal vez de ahi salió la frase de "no cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor". Al final vemos a dos personas juntas de por vida, que ni se aman ni son felices, pero entraron a una especie de limbo que es a su vez una zona de confort construida a base de tolerancia.

Tal vez estoy siendo muy categórica al decir "ni se aman, ni son felices", porque es posible que sí se amen y sí sean felices. Imagino que alguien me dirá que la etapa de enamoramiento es la que termina, pero el amor siempre continúa... o, tal vez no había otra opción más que seguir soportando al otro.

Y de aquí parte el segundo mito, el de la "reciprocidad". Uno esperaría que al soportar los defectos, errores y deficiencias del otro, el otro haría lo mismo por ti. NOT. Recordemos que alguien es el gato y alguien es el ratón. Parece que ninguna relación es posible sin ese desequilibrio enfermo que tal vez es natural.
Siempre hay alguien que soporta más, que se esfuerza más, que se aferra más... y ese suele ser el que está más hambriento. El gato.

Como buen gato, tengo hambre todo el tiempo. Siento que nunca como y cuando como soy insaciable. Me gustaría dejar de sentir hambre algún día, pero creo que eso no sucederá.

El punto es que cuando el amor deja de ser eterno y recíproco, algo sucede, el suelo se tambalea, me duele la cabeza, se nubla mi vista, el mundo no tiene sentido.

Dicen que el amor verdadero es aquél que te da paz... y bueno, desde que escuché eso estoy aún más segura de que yo nunca he estado ni un poco cerca del amor.

Love is struggle.

Una guerra con el otro, con los demás y contigo mismo.

Otros dicen que el verdadero amor está en ti mismo. Esto podría tener más sentido, si no fuera porque todos lo estamos buscando en otra persona.
Toda la vida me ha frustrado ese inevitable deseo de ser amada, ser aceptada, ser reconocida.
Me encantaría un mundo en el que eso me valiera madres. Pero en este mundo siento que me esfuerzo mucho y eso tampoco es garantía de éxito.

También dicen que el amor debe darse sin esperar nada a cambio... seguro esa regla la inventaron los ratones. El amor más puro es desinteresado. El problema es que para querer a alguien, ese alguien se tiene que dejar querer primero. Si lo sabré yo que he sentido esos cuerpos inertes que se limitan a recibir un abrazo, esos labios estáticos que sólo se dejan besar.

No rechazan el afecto, de hecho lo reciben, pero justo esa falta de reciprocidad es la que hace que el amor no tenga nada que ver con la paz.

Me gustaría un amor "fair trade", porque cuando ya has regalado todas tus flores y nadie te da abono, pues como que sí está muy cabrón seguir haciendo esos obsequios. Es verdad, siempre crecen más flores, pero habrá que esperar a la temporada de lluvia.

La temporada de lluvia es esa en la que juntas los pedazos de tu corazón y los metes en un frasco de formol para tratar de "conservarlo". Por eso cada vez es más difícil escucharlo, aunado a que el cerebro siempre ha sido un tirano.

Así estoy ahorita, más o menos. Mi corazón me odia.

Y por consecuencia, le cuesta trabajo querer y creer. Tal vez no es para tanto, pero algunos corazones son más sensibles que otros.
Hay gente que les pone recubrimientos de cinta de aislar, engrudo con periódico, mosaicos de vidrio, corazas de metal, látex de condones usados, cosas por el estilo. 






martes, 25 de agosto de 2015

Quiero creer en otra oportunidad

"I wanna heal, I wanna feel  what I thought was never real.
I wanna let go all the pain I've held so long.

I wanna heal, I wanna feel like I'm close to something real.
I wanna find something I wanted all along."

Un nuevo comienzo no es el resultado de un final reciente. Existe un lapso compuesto de tiempo y espacio entre el principio y el final de algo. Siempre nos han hecho visualizarlo como un ciclo que fluye de manera circular y se mueve apresuradamente por pura inercia hasta el infinito.

Yo lo veo más bien como un brazalete, me viene a la mente uno de esos fosforescentes que dan en las fiestas. Al principio sólo recibes un tubito que brilla en la obscuridad, pero así no sirve. El punto es que conectes ambos lados para colocarlo en tu muñeca.

A veces puedes conectar varios tubos de diferentes colores y construir collares o incluso aros hula hula si quieres/puedes. Aunque, ahora que lo pienso, esta analogía es un poco estúpida porque no tendría sentido que nuestras vivencias se llevaran a cabo en un sistema circular; eso significaría que en algún punto todo se repetiría.

Eso suena horrible, pero no quiero clavarme ahorita con eso.

Mi punto inicial no era ese, mi idea era enfocarme en ese plástico que une ambos extremos del tubo fosforescente. Se trata sólo de un aditamento que hace posible una conexión, pero el final y el principio en realidad nunca se funden, su naturaleza es lineal como esos tubitos de fiesta.

Y viéndolo desde ese punto, ese plastiquito inútil es el que en realidad hace posible que exista la pulsera.

Me gustaría un plástico que me conectara con el presente que creo estar viviendo ahora. O tal vez necesito deshacerme del plástico que me conecta con la ansiedad del futuro.

No sé...

Sólo quisiera hallar una conexión entre todo esto. No veo cómo dar el salto de un mundo a otro.

Jamás pensé que podría volver a tener una oportunidad con él, creí que lo había perdido para siempre y dejé de soñar en el mundo ideal en el que él parecía ser el elemento principal.

Me aferé a "el que no debe ser nombrado", pensando siempre que mis experiencias con él serían lo más cercano a una fantasía.

Me ilusioné con él, me obsesioné con él, me acostumbré a él y de un momento a otro se esfumó. No me dejó nada más que esos recuerdos que él ha borrado y a los que me aferro a veces.

Hoy quisiera olvidarlos de la misma forma que hizo él. Ahora que por fin hay una señal que avisa que algo bueno puede pasar, es cuando me doy cuenta de que ese mundo hermoso que idealicé tampoco es fácil.

Tengo secuelas de A..., además de mi falta de experiencia, de tacto, de intuición.

No quiero desaprovechar esta oportunidad. En verdad quiero que pasé algo lindo, quiero algo bueno, algo que me haga crecer, que me haga ser feliz... pero ni siquiera sé si estoy lista para eso.

No quiero arruinar esta oportunidad porque en verdad lo quiero mucho y lo desee por tanto tanto tanto tiempo que no me perdonaría el no lograr que pase algo lindo entre nosotros.

No sé qué darle, no sé qué decirle, no sé cómo actuar. No me siento lista, pero tal vez nunca más vuelva a tener esta oportunidad.

Esto es en verdad especial, es como una señal divina para mí. Si no fuera por azares del destino, desde hace dos años él tal vez ya no existiría.

Me da mucho miedo pensar en eso, pensar en que tal vez él pundo haber desaparecido de este mundo y yo no me hubiera enterado. Hubiera sido horrible saber que se fue sin que hubiéramos intentado algo, sin que supiera que ha sido especial para mí por tanto tiempo.

Pero ahora no sé cómo afrontar el presente, no quiero destruir una ilusión que se mantuvo viva por tanto tiempo. Porque aunque yo estaba con A... cuando lo conocí, siempre sentí que él era más noble, que representaba algo mejor.

No quiero ser una opción, ni un plato de segunda mesa, ni una transición. Quiero que sueceda algo especial, quiero vivir con él todo lo que no he vivido. Quiero ternura, detalles, romance. Quiero entregarme toda, sin miedo. Lo que soy y lo que tengo, todo para él.

Pero estoy tan acostumbrada a la mala vida...

Y además tengo tanto miedo a equivocarme...

Y además su ex reapareció en las redes sociales...

No quiero que nada ni nadie me arrebate esta oportunidad. Me quiero enamorar, quiero volverme loca, quiero dejarme llevar, confiar, dejar que mi corazón palpite cuando lo vea, dejar que mi piel se estremezca cuando me toque.

Por favor no te rindas, no seas débil, no dejes que tus traumas y tu paranoia te afecten. Hoy puedes ser feliz, se ha abierto un camino y si quieres lo que hay en él tienes que cruzarlo aunque no te sientas lista.

Quiero creer en otra oportunidad, en que algo nos puso aqui, en que si algún sentimiento se mantuvo entre nosotros significa que algo bueno vendrá para los dos.

No me iré sin dar batalla.




domingo, 6 de julio de 2014

I look into the mirror, the whore is all I see.

"I never wanted to be like me."

Y ahí estaba yo, en medio del piso 19, sola al fin. La parte consciente de mí supo que era el momento de escapar. Apreté el botón con la estrella y entré a ese cubo de espejos, auque no recuerdo haber visto mi reflejo ahí.

Afuera todo estaba muy obscuro, no podía creer que ya fuera tan noche... sólo quería salir. Cruzar esas calles de autos salvajes siempre ha sido un juego de destreza, pero agreguemos un nivel más de dificultad: vista borrosa y pies temblorosos.

Me subí al primer camión que vi, ni siquiera pensé a dónde me llevaría.

Me senté y cerré los ojos... de todas formas todo estaba borroso y me sentía muy mareada. Quería dejar atrás ese paisaje frío y gris de corporativos y centros comerciales. Me vino a la mente algo que dijo mi jefa una vez: "Todo esto antes era un basurero y se nota."

No quería pensar en nada, simplemente me perdí más de lo que ya estaba. La tipa que se sentó al lado mío me despertó cuando llegamos al metro. No sé qué metro era ese, nunca había estado ahí.

Aún con la vista borrosa, compré dos boletos y entré, volví a sentarme y después de un rato capté que estaba en Observatorio. Transbordé casi instintivamente en Balderas tratando de caminar lo más erguida posible. Seguía sientiendo como si flotara, nada estaba claro y mientras más trataba de recordar lo que había pasado, más perdía sentido y más lo olvidaba.

Estábamos en una oficina del piso 18, creo que era la nueva oficina del nuevo Director Creativo. Habíamos estado besándonos sin parar durante un buen rato, aún podía sentir sus mordidas, era como si me hubiera arrancado el labio inferior, también me dolían los pezones... Recuerdo que su cierre estaba abajo y su pene estaba afuera, pero no cogimos... aunque seguro todos piensan que así fue. Le dije que estaba en mis días y él no insistió más.

Tal vez me hubiera ido antes de ahí de no haber sido porque mi chamarra (donde estaban mis credenciales, mi dinero y mi celular) se perdió. Debió estar perdida por horas.

Los demás me ayudaron a buscarla, todos fueron muy amables. Me acompañaron a reportarla con los polis de todos los pisos, marcaron a mi celular una y otra vez para ver si sonaba cerca, me abrieron todas las salas para que la buscara. La verdad no podía creer tanta accesibilidad, tal vez simplemente se habían dado cuenta de que yo ya no podía hacerlo sola.

Mientras tanto Marmota estaba coquetando con Kari, creo...

Y de pronto capté que seguía muy peda y era muy noche y estaba sola en un metro vomitando dentro de las mangas de mi chamarra perdida-recién encontrada, intentando pasar desapercibida.

El problema con embriagarse es muy complejo, es una dulce trampa.

Primero suelta cada extremidad de tu cuerpo, aflojando el grillete de tus pasiones. Después nubla tu vista, desactivando tu habilidad de sentir las miradas ajenas... desaparece la autoridad moral. Parece que por fin eres libre, ni siquiera tú mismo podrías detenerte, pero tan sólo eres como el perro que se suelta de la correa de su amo para lanzarte directo a la avenida más transitada.

Y así es como te enteras de que eres invencible, porque no importa cuántas veces caigas, tú ya no sientes nada. Esa es la dulce trampa. Al fin no tienes límites, pero eres incapaz de saber cómo se siente eso. Has perdido el control y jamás sabrás cómo sucedió.
  
No había tiempo para lloriquear, tenía que aparentar que estaba bien, aunque sintiera una mezcla de miedo y asco en la boca del estómago. No había comido nada en todo el día, sólo bebí.

Tal vez me hubiera ido antes de ahí, de no haber sido porque le dí un toque al porro de alguien en la terraza, o porque después de unas cuantas chelas me seguí sirviendo whisky. En verdad mi plan era salir temprano y comer algo rico en el centro comercial antes de regresar a mi casa, temprano.

Pero ahora estaba ahí parada en un vagón de la línea verde, tratando de mantener el equilibrio porque no quería agarrarme de un tubo y ensuciarlo con mis manos vomitadas.

Seguía sin poder creer que me sintiera tan pésimo. Antes de huir fui a vomitar al baño y creo que Anel estaba conmigo, íbamos a ir a la Bipo, según, pero luego todos desaparecieron... o yo escapé de todos?

Pero antes de eso, estuve en otro lado, lo sé porque ahí encontré mi chamarra y mis cosas. Era una sala obscura con cortinas, sé que nos recostamos sobre algo suave y que desabotoné su camisa mientras él seguía mordiéndome los labios, "Eres el diablo.", me decía.

Dijo muchas cosas más, pero la parte más dulce de la trampa de la ebriedad, o más bien, la parte más tramposa de la dulce ebriedad, es que consiste en un momento que se desvanece frente a tus ojos.

Me bajé en Zapata, incluso tuve tiempo de hablar con mi mamá decentemente, entrar a un Sanborns, lavarme la cara, las mangas de mi chamarra y las manos... y captar que había olvidado mi otra chamarra allá.

Mi papá me estaba esperando en Coyoacán y al subir al coche me dijo que me había comprado una chamarra nueva. Ahí empezó la cruda moral.

Porque aunque ese día parezca una vieja película que viste algún día lejano y te esfuerzas por recordar, sabía que fue real, lo sabían las mordidas en mi cuello. 

   

           

domingo, 29 de junio de 2014

Do I wanna know?

"Maybe I'm too busy being yours to fall for somebody new, know I've thought it through." 

Su reaparición fue sigilosa y paulatina, empezó con diálogos patéticos, hasta que al fin se decidió a pedirme mi teléfono otra vez. Todo para que yo reafirmara lo que ya sabía: Él nunca cambió su número.

De todas formas siempre he sabido que miente.

Uno de los misterios de mi personalidad es ese de la "pena ajena". Me da mucha pena desenmascarar a las personas. No quiero exhibirlos, no quiero enfrentarlos, ni destrozar esas historias que inventaron para mí con tanta cautela.

Más que pena, es miedo. Ya sé que siempre se pueden decir mentiras más grandes, ya sé que no se rendirán nunca. Antes serían capaces de crear un mundo alterno hasta confundir mi noción de realidad.

... más cuando la otra persona (yo) tiene un deseo tan fuerte de creer en las mentiras.

Él sabía que tarde o temprano yo sentiría esa misma soledad que me arrastró hacia Él desde el principio. Sólo tenía que esperar hasta cuándo sería yo capaz de aguantar.

Por eso fue que este miércoles me decidí a verlo. Las noches que paso con Él ya ni siquiera las cuento.

Aunque ahora pienso que no sólo fue la soledad lo que me hizo regresar a Él. Unos días antes tuve una plática incómoda con E.

Dice que me desea... sólo píensa en mí de esa forma. Eso me sube un poco el ego, pero al mismo tiempo me molesta.
Le dije que de todas formas no podíamos tener sexo porque me siento triste, insistió en saber por qué y tuve que volver a sacar a relucir a A. Ya sé que todo suena a que yo planeaba sacarlo en la conversación o darle celos o algo, pero no fue así... al contrario, fue su oportunidad de hacerme sentir peor.

No olvido lo que me dijo:
"No estás triste por eso, es porque no te pertenece."

Sí, tal vez sea por eso, lo acepto, pero me revienta que tenga que ser él quien me lo diga.
Le pregunté si me extrañaba y me dijo que "más bien era algo pasional".
Claro, A tampoco me extraña, sólo me pregunta si yo lo extraño a Él.

¿Por qué la gente es tan MIERDA?!!!!!

¡¡¡¡¡¡¡¡Todos son unos cínicos insensibles!!!!!!!!!!!
Sólo piensan en ellos mismos, me ven como un maldito hoyo donde meter su pito y YO SOY MUCHO MÁS QUE ESO.

SOY UNA PERSONA, SOY UNA MALDITA PERSONA!!!!!!!!!!!!!!!!

¿Por qué no pueden verme así?
Y lo peor es que eso no es lo único que me hace sentir mal, siento aún peor el hecho de estarme acostumbrando a eso. ¿Qué más puedo esperar de alguien? Me he mentalizado tanto a no esperar nada, que ya casi ni me sorprende esperar lo peor y que así sea.

No sé hasta qué punto ser más insensible sea sinónimo de ser más fuerte.

Si es así, entonces tal vez debería alegrarme de ser más fuerte y no estar llorando ahorita.
Ese miércoles, o martes, o lunes, fuimos a RomAmoR. Esperarlo ya no fue tan desesperante y subir a su auto ya no fue tan emocionante... mentirles a todos ya tampoco fue tan difícil.

Era un hotel más bien clásico, justo de esos que tratan de guardar la esencia de la Roma, pero me llamó la atención que su nombre aprovechara esa rara coincidencia de que "Roma" al revés es "Amor".
Pensé que no tenía mucho que ver con Él y yo, tal vez lo nuestro sea más bien como amor al revés.

"Lo nuestro"... lo digo como si en verdad hubiera algo ahí, pero es que ¿acaso no lo hay? Lo que para Él han sido unos cuantos acostones, para mí son ya tres años.

Todo era rojo: colcha, cortinas, luces, "potro del amor"... No sé por qué a todo le tienen que agregar la palabra "amor", como si eso ennobleciera las cosas, como si eso las hiciera más legítimas y hasta virtuosas. Como si no se tratara de un pinche hotel de paso donde la gente coge y ya.

Hasta había una carta de bebidas y platillos para pedir cena en el cuarto. Incluso saliendo del elevador vi que había un pequeño restaurante bar, también con ese aire antiguo... como si alguien neta viniera a sentarse a tomar vino en una mesa para dos con una rosa en medio.

Me acordé de cuando E me dijo algo así como "entonces nunca me dejarás hacerte eso a lo que llaman el amor". Are you fucking kidding me?, ¿Qué diablos es eso a lo que llaman "el amor"?

Creo que nadie tiene ni puta idea de lo que es el amor, de lo que esa palabra significa. Por eso la usan tan indiscriminadamente, tan irresponsablemente, tan cínicamente.... y todo mente jajaja.

Bueno, la verdad yo tampoco sé lo que es el amor. No es como que alguien se haya enamorado de mí alguna vez y ahora incluso dudo si yo he amado a alguien alguna vez.

Cuatro letras pueden sobrevalorarse o denigrarse dentro de cada cabeza. Pero en fin, la verdad era un hotel muy bonito, tal vez incluso era el hotel más bonito de todos en los que hemos estado.

De hecho era demasiado bonito, estaba demasiado "romantic cliché" ambientado, me hacía sentir en una especie de "luna de miel", tenía ese feeling de "newlyweds". Ha de ser por eso que lo primero que pensé cuando entré a nuestra habitación fue: "este es un lugar demasiado lindo para estar aquí con Él."

Me sentí un poco mal por pensar así... de todas formas ¿acaso podía estar con alguien más ahí? E. es muy codo, R. es muy borracho, J. tiene novia y M. ya ni me habla. Y en realidad de repente siento que de cualquier manera ninguno me merece, bueno, más bien ninguno me quiere pero a veces me gusta pensar que es porque no me merecen.

A. tampoco me merece y tampoco me quiere, sólo quería saber si volviendo a acostarme con Él se aclararía algo en mi cabeza. Si de verdad estoy triste por Él y no me siento bien con nadie por Él.

Ya ni siquiera me interesa describir cómo se desvistió y buscó los canales porno con impaciencia, ni cómo se metió a la regadera. Siempre pasa lo mismo.

La diferencia es que cada vez es más brusco y a pesar de todo lo que lo extrañé y de todo lo que pasé, ahora que por fin había vuelto a mí, no sentía la misma emoción y Él tampoco se esforzó demasido en hacerme sentir bien a mí. Lo que me preocupa es que no me acosté ni con R. ni con E. porque sólo pensaba en Él y ahora que había vuelto tampoco me sentía tan excitada.

Es raro y contradictorio. No es del todo placentero, pero sería peor no tener nada.
 "Te voy a partir en dos.", me decía mientras me penetraba, y yo pensaba: "Como si no lo hubieras hecho ya."

Estoy partida en dos. Una mitad ya no siente nada y sólo se deja llevar, la otra es la que se sigue sorprendiendo ingenuamente de la poca sensibilidad de todos, incluso de ella misma.

En este punto creo que ya puedo ver las cosas un poco más claras. Después de haber sentido que ya lo había perdido para siempre, ya no temo tanto perderlo otra vez. Él ya no es tan espectacular, ya no lo veo como un sueño diurno, ya puedo ver más claramente que no es perfecto.

Ahora veo que lo que me entristece y no me deja estar en paz es otra cosa, es que no quiero estar sola y que no he conocido aún a alguien que quiera estar conmigo... y tal vez nunca lo haga. Esa verdad es la que realmente me parte en dos.

Ninguno de los hombres que he conocido ha elegido estar conmigo... y por lo menos A. siempre regresa a mí y me hace sentir que me ha elegido, aunque sea para sexo casual.

Cuando acabamos lo abracé y Él me preguntó cómo me sentía. Obvio se dio cuenta de que había estado incómoda todo el tiempo, pero le valió madres. Le dije que me había dolido un poco pero que tal vez era porque hacía mucho que no lo hacía.

A: ¿Desde cuándo no lo haces?
YO: Mmmm... pues, desde que no te veo.
A: ¡Desde que no me ves no has estado con nadie! No tiene nada de malo que lo hagas con alguien más. ¡Es mucho tiempo! ¿No has tenido novio, ni salido con nadie?
YO: (pausa incómoda) Pues sí, pero, no sé... no me han dado ganas de eso.
A: (pausa incómoda) Mmmm... qué raro.

Si supiera de mis intentos fallidos... pensé.
Pero es que de cualquier manera la verdad es más terrible para mí que para Él.
Para empezar me queda muy claro que A. ni siquiera sentiría celos si supiera de la existencia de E. o de R. o de M. Así como a E. no le importa que le hable de lo mucho que extraño a A. y continúa diciéndome que siente por mí "algo más pasional".

La otra terrible verdad es que ya tampoco con Él me siento bien y Él parecía la única solución a mi mal.

Lo abracé y cerré los ojos muy fuerte para no llorar.

A nadie le importo y ya nadie importa. No hay nadie a quien le deba lealtad, o respeto, o cariño. Nos somos ajenos, nos negamos, nos desconocemos.

A. ya no es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero es mejor estar con Él que sin Él. No veo una opción "menos peor" que Él, no veo un camino diferente.



   



   





    

  

domingo, 1 de junio de 2014

I'm back

Tarde o temprano sabía que volvería a esta forma tan básica de sacar lo que llevo dentro.
Hasta ahora es la primer semana "legal" que paso sin ir con Mercedes y creo que sí me ha afectado.
Estoy muy enojada por muchas cosas y lo peor es que ya no tengo ese espacio que era sólo mío para expresarlo todo.
Hay tantas cosas que quiero decir... y no aplica acostarme en mi cama y hablar sola como si estuviera en el diván.
Extraño mucho ir a terapia, aunque también me da un poco de miedo pensar que tal vez me estaba volviendo dependiente de eso. Y es que aparte de todo, no me imagino con un psicólogo distinto a Mercedes. Sería horrible tener que volver a contar todo desde el principio y revivirlo.
No sé qué haré, pero tengo que buscar la manera de estar bien sin ir a terapia... por lo menos unos 6 meses más en los que acabo mi "lapso trainee".
Me consuelo pensando que los sacrificios son para hacer mi sueño realidad, que falta muy poco para que yo me convierta en una Planner de verdad.

Todo sea por cumplir eso, por lo menos eso.

Siento que hay tantas cosas que me hacen falta y que tal vez ya no tendré porque no se puede tenerlo todo, etc, etc, etc.
La verdad sí extraño mucho a Mercedes y siento como sí me hubieran arrebatado algo muy íntimo, no por ella misma como persona, sino por el espacio de libertad que implicaba para mí.
Lo peor es que ni siquiera hice lo que ella me pidió, aunque me dijo que yo no tenía por qué sentirme culpable, no pude romper esa barrera de culpa que siempre traigo.

No me siento con el derecho de exigir nada, mucho menos si se trata de tiempo para mí.

Todavía me acuerdo de cuando busqué ayuda y la conocí, incluso creo que fue alrededor de estos meses... así que apenas iba a cumplir un año con la terapia. En ese entonces en verdad sentía que iba a enloquecer, estaba muy mal y escribir aquí ya no me estaba ayudando.

Espero que hacer esto me calme un poco, en lo que tomo valor para exigir un poco de tiempo, o en lo que consigo algo que me haga sentir más segura.

Bueno... quién sabe cuándo me vaya a sentir segura en la vida, tal vez nunca.

Estoy muy harta de mí y los demás también. No sé hasta cuándo voy a ser libre y eso es lo que no me deja estar en paz. Quiero salirme de aquí, quiero hacer todas las locuras que he soñado, siento que se me acaba el tiempo y que ya no podré tener nada.

Me siento encerrada, siempre lo he estado y eso es lo que ya no soporto, pero no sé qué hacer ni a dónde ir. Para variar, nadie me entiende, mi familia cada vez me harta más, no quiero estar con ellos, sólo me limitan y nunca han hecho ni siquiera el intento de entenderme... por lo general sólo me juzgan.

No quiero estar con ellos, pero mis amigos son un tema aparte. Ya no sabría decir quiénes siguen siendo mis amigos y quiénes no. Es difícil que alguien esté disponible cuando yo lo estoy. No quiero que la soledad ni la compañía me limiten.

Quiero ser libre, pero no encuentro la forma de desatarme de todas esas estupideces que me mantienen aquí, así. Lo único bueno que me ha pasado últimamente es mi "lapso trainee" y por eso sólo me aferro a eso. Ahora entiendo el "lapso godínez", es esa etapa de transición en que el trabajo se convierte en tu mundo porque estás excluído de los demás mundos.